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Qué es el Eritema Tóxico en Bebés

eritema tóxico neonatal

El eritema tóxico es una afección de la piel que se produce por causas desconocidas y que no implica ningún riesgo para la salud del bebé. Es un problema de la piel bastante frecuente, ya que afecta a uno de cada tres recién nacidos y puede aparecer a las pocas horas del nacimiento o surgir pasados unos días o incluso algunas semanas. Su aspecto atemoriza a los padres del recién nacido, pero en realidad no necesita tratamiento médico.

Estas erupciones en la piel suelen ser pequeños granitos con un color amarillento o blanco enrojeciendo la zona de alrededor. Aparecen sobre todo en la cara del bebé, el tronco y las extremidades y las pústulas van apareciendo y desapareciendo en las diferentes zonas en cuestión de horas. El eritema tóxico desaparece por sí solo en unas pocas semanas y los médicos insisten en que no presentan complicaciones.

Pero que el eritema tóxico no requiera un tratamiento médico no quiere decir que no deba preocupar a los padres la aparición de estas erupciones cutáneas. En el momento de su aparición, hay que llevar al bebé al pediatra para que pueda descartar otras lesiones en la piel que puedan conllevar complicaciones para la salud del bebé.

Síntomas

Las lesiones aparecen a las 24-72 horas de vida (algún caso a partir de las dos o tres semanas después del nacimiento). Sus síntomas son la aparición de múltiples y pequeñas pápulas 1 a 3 cm de diámetro. Su localización más frecuente es la cara, el tronco y las extremidades. No afecta a las palmas de las manos ni a las plantas de los pies. La pápula evoluciona a pústula con un halo muy eritematoso o rojizo. Cuando las lesiones son muy abundantes pueden unirse y formar placas de varios centímetros. Cada una de las lesiones persiste solo unas horas y luego desaparece. La erupción en su conjunto puede durar unos 7 o 10 días, pero, en algunos casos, puede persistir semanas. El eritema tóxico presenta fenómeno de Koebner, es decir, que podemos observar la aparición de lesiones en zonas expuestas a fricción y a pequeños traumatismos, como la zona de roce del pañal.

Al eritema tóxico también se le conoce como urticaria del recién nacido, exantema toxoalérgico o “dermatitis por picadura de pulga”, porque los granitos se parecen a los de la picadura de este insecto.

A pesar de que el nombre “tóxico” puede asustarnos, no tiene ninguna naturaleza tóxica. Se trata de una una enfermedad cutánea inflamatoria benigna que no necesita tratamiento y suele desaparecer por sí sola.

La lesión cutánea básica es una pequeña pápula de 1 a 3 mm de diámetro, que evoluciona a una pústula con un halo prominente eritematoso. Las lesiones se presentan en número variable y pueden unirse en placas de varios centímetros.

¿Dónde y cuándo aparecen?

Generalmente estos granitos se concentran en el pecho, las extremidades y la espalda. Aunque también pueden aparecer en otras partes del cuerpo, como en la cara.

Normalmente aparece entre el primero y el tercer día de vida (aunque pueden hacerlo más tardíamente incluso a las tres semanas de edad), y su duración se puede prolongar hasta la cuarta semana, aunque durante este periodo, pueden desaparecer y aparecer nuevamente.

¿Hay que tratarlo?

No requiere tratamiento ni antibióticos, solo hidratar la piel del recién nacido como parte de su cuidado habitual.

Si pasado un tiempo, la erupción persiste, tiene mala apariencia o te preocupa especialmente, consúltalo con tu pediatra para descartar cualquier otra afección.

Otras afecciones en la piel del recién nacido

El eritema tóxico no es la única afección de la piel en recién nacidos. Casi tan frecuentes como el eritema es el acné, la milia y la dermatitis infantil, pero todas desaparecen por sí solas o, en algún caso, con sencillos tratamientos médicos. Otros problemas cutáneos de los bebés son las manchas del recién nacido y los hemangiomas, así como las arañas vasculares.

Ante cualquier alteración de la piel del bebé hay que acudir al médico, aunque no es necesario alarmarse ya que son problemas cutáneos normales, frecuentes y controlados. Pero en cualquier caso hay que tener en cuenta que la piel del bebé ha de experimentar aún muchos cambios, por eso conviene esperar un poco antes del primer baño del bebé y no excedernos en aplicar jabones o cremas.