No es ningún secreto que escuchar a nuestros hijos llorar nos hace sentir incómodos. Solo piensa en lo ansioso que te sientes cuando tu pequeño llora sin una razón obvia. Sabemos que la forma principal de comunicación de un recién nacido es llorar, pero todavía lo vemos como algo que debe “arreglarse”, como si estar llorando fuese algo malo. Por eso, dile estas frases a tu hijo cuando está llorando.
Una vez que ese bebé se convierte en un niño que camina y habla, a veces, esperamos que procese las emociones de la manera en la que lo hacemos nosotros, en lugar de la forma en la que siempre lo han hecho: llorando.
De hecho, hay estudios que muestran que nuestros cerebros están programados para tener una reacción instantánea ante un niño que llora, y nos hacen más atentos y listos para ayudar y actuar rápido.
Un bebé que llora desencadena una respuesta de lucha o huida, aumenta el ritmo cardíaco y nos empuja a la acción, incluso si ese niño no es nuestro. Parece que tenemos que reaccionar ante un niño que llora, pero ¿cómo?
Un niño llorando no siempre está triste
Para muchos niños pequeños, llorar no es un reflejo de tristeza, sino una forma de procesar cualquier emoción. Pueden llorar de ira, de frustración, de miedo, de emoción, de confusión, de ansiedad o incluso de felicidad.
El problema es que también pueden carecer de la capacidad verbal y de la autoconciencia para explicar cómo se sienten. Esto significa que preguntarles qué es lo que pasa rara vez dará una respuesta productiva.
Decir “¡No llores!” te hace la vida más difícil
Puedes pensar que detener el llanto también evitará que tu hijo y tu corazón sufran, pero cuando le dices a tu hijo que deje de llorar o “No llores”, inmediatamente, pensará que no entiendes cómo se siente. Por lo tanto, es probable que tu mensaje se haga más fuerte y más persistente.
Al pedirle o decirle que pare, también le estás diciendo a tu hijo que sus emociones son inválidas y que no tienen importancia. Independientemente de cuán trivial te parezca la razón, tu incapacidad para reconocer cómo se siente en ese momento os priva a ambos de la oportunidad de aprender a procesar esa emoción de una manera más positiva.
Nuestro objetivo como padres, por muy difícil que parezca, es apoyar el desarrollo de la autorregulación emocional de los pequeños, algo que solo podemos hacer cuando los tratamos con empatía y comprensión.
No distraigas a tu hijo cuando está llorando
Muchos de nosotros, como padres, vemos la distracción como la herramienta definitiva en nuestro arsenal emocional, y suponemos que, si podemos distraer a nuestro niño que llora de lo que sea que esté llorando, puede dejar de llorar por completo. Sin embargo, lamentablemente, la distracción hace que pierdas la oportunidad de conectar con tu hijo y que puedas enseñarle a lidiar con sus emociones.
¿Qué decir en su lugar? 11 frases para decir a tu hijo cuando está llorando
La próxima vez que te enfrentes a un niño que llora, trata de tomarte un momento para asegurarte de estar tranquilo. Si estás enfadado, estresado o frustrado, las cosas que dices solo aumentarán la angustia de tu hijo.
Toma un respiro o dos, reconoce cómo se siente, concéntrate en lo que está sucediendo dentro de su cuerpo (su corazón puede latir un poco más rápido su mandíbula puede estar apretada, puede sentirse tenso…). Cuando estés lista, dile estas frases a tu hijo cuando está llorando:
- “Estamos en el mismo equipo, te ayudaré a estar mejor”.
- “Puedo ver que esto es difícil para ti”.
- “Entiendo que estés triste (decepcionado, asustado, ansioso, feliz…) y eso está bien”.
- “Todos nos hemos sentido así alguna vez, es normal”.
- “Vamos a tomar un descanso”.
- “Eso ha sido realmente triste, frustrante o decepcionante, ¿verdad?”.
- “Te quiero, estás conmigo, estás bien”.
- “¿Quieres un poco de ayuda para volver a intentarlo?”.
- “¿Necesitas un descanso para intentarlo de nuevo después?”.
- “Puedo escuchar que estás llorando, pero no sé lo que necesitas. ¿Puedes ayudarme a entenderlo?”.
- “Vamos a encontrar una solución juntos”.
Además, recuerda mantener silencio y darle espacio mientras tu hijo llora, si es lo que necesita en ese momento. Sé un pilar de empatía y fortaleza para que sepa que puede confiar en ti en cualquier momento de su vida.