Aunque nos gustaría, los niños no están exentos de sentir ansiedad en niveles intensos. De hecho, este tipo de trastorno tiene una prevalencia de entre el 3 y el 31 %, por lo que es de los más frecuentes en la infancia y adolescencia. Sigue leyendo para conocer qué genera ansiedad en los niños.
El bajo nivel de capacidad de expresar verbalmente los sentimientos o el propio malestar que tienen los infantes, complica notoriamente la identificación y delimitación de los trastornos de ansiedad. En este sentido, tanto el trabajo preventivo como el diagnóstico temprano, resultan fundamentales a la hora de abordar la ansiedad infantil. Veamos cuáles son los principales factores desencadenantes.
Ansiedad adaptativa o ansiedad patológica
En primer lugar, es necesario hacer una salvedad: la ansiedad puede ser adaptativa o patológica. Veamos en que consiste cada una.
Ansiedad adaptativa
La ansiedad adaptativa hace referencia a una emoción particularmente desagradable que se presenta en todos los seres humanos ante una situación percibida como amenazante. Estas se dan con frecuencia en la vida diaria de los niños, como por ejemplo ante un examen, un ruido fuerte en la noche o una travesura descubierta.
En este caso, la ansiedad representa un fenómeno natural que prepara al cuerpo para proteger la propia integridad física y psíquica en situaciones potencialmente riesgosas.
Ansiedad patológica en niños
En cambio, la ansiedad patológica es la reacción excesiva ante un estímulo percibido como amenazante, que incluye la sensación de profundo malestar físico, emocional y cognitivo. A su vez, se trata de una respuesta que tiende a ser duradera y que se vuelve muy difícil de controlar. A largo plazo, estos síntomas dañan el desarrollo de la autoestima, así como el funcionamiento interpersonal.
Trastornos vinculados con la ansiedad
Los trastornos vinculados con la ansiedad más habituales durante la infancia son los siguientes:
- Trastorno de ansiedad por separación.
- Mutismo selectivo.
- Agorafobia.
- Trastorno de ansiedad social.
- Fobia específica.
- Trastorno de ansiedad generalizada.
- Trastorno de estrés postraumático.
Si bien estas presentaciones clínicas comparten algunos aspectos relevantes entre sí, cada una de ellas cuenta con criterios específicos para su diagnóstico. Sin embargo, la psicoterapia es el tratamiento de elección en cualquiera de estos casos. Además, en oportunidades concretas, se requiere de apoyo farmacológico.
Causas más habituales de ansiedad en niños
Existen algunos factores desencadenantes muy comunes que impactan negativamente en el bienestar psíquico de los más pequeños, lo cual puede llevarlos a desarrollar un trastorno de ansiedad.
Exigencias extremas y reglas rígidas en el hogar
La inflexibilidad en la crianza suele estar asociada con la transmisión de expectativas altísimas con respecto al rendimiento escolar o al desempeño general de los niños. Así, la sobrecarga de obligaciones y la inadecuada gestión emocional de las mismas, representa una de las causas de ansiedad más habituales, tanto en adultos como en menores.
Conflictos significativos en la dinámica familiar
El entorno familiar es el primer agente socializador y donde los pequeños necesitan sentirse a salvo. Un contexto íntimo desfavorable, con presencia de violencia o con una marcada comunicación disfuncional, afecta a los más pequeños. De esa forma, se altera su estado emocional y hace que se mantengan en una alerta permanente.
Sobreprotección
Sin lugar a dudas, el amparo excesivo ante las adversidades de la vida intensifica la creencia de que al estar lejos de casa todo es altamente riesgoso. Es entonces cuando aparecen los miedos excesivos y desproporcionados. La sobreprotección deja importantes secuelas, pues se transmite la creencia de que el menor no es capaz de enfrentarse por sí mismo a situaciones problemáticas.
Exposición a eventos traumáticos
Al igual que en los adultos, el recuerdo de una experiencia traumática despierta altos niveles de estrés, angustia y ansiedad. Un trastorno de estrés postraumático puede desencadenarse ante cualquier evento que le ocurra a uno mismo o a un tercero. Esto, siempre y cuando se interprete que uno no cuenta con los recursos suficientes para elaborar emocionalmente esa situación. La causa podría ser un accidente grave, la pérdida de un ser querido, algún tipo de abuso o la participación en algún desastre natural, entre otras.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Como vemos, la presencia de ansiedad en niños puede responder a una simple respuesta adaptativa o bien dar cuenta de una problemática más compleja. Es decir, es natural que los chicos presenten cierto nerviosismo y preocupación de vez en cuando. No obstante, cuando se vuelve tan intensa que interfiere en diferentes áreas de la vida, como el desarrollo escolar o el aspecto social, es momento de consultar con un profesional especializado.