Realmente existe una asociación positiva entre la salud y el contacto con la naturaleza, esto puede ser debido a que los humanos nos sentimos atraídos y conectados de manera innata a la naturaleza, y la pérdida de esta conexión puede resultar en la pérdida de calidad de vida. Las zonas verdes fomentan de la actividad física, las interacciones sociales y reducen el estrés y la exposición a factores estresantes ambientales (como la contaminación del aire, el tráfico, el ruido industrial y de la construcción, y el calor).
Todo ese conjunto influye directamente en el estado de salud de la madre y por consiguiente el del bebé, incluso cuando este crece: Asegurar un crecimiento fetal saludable es esencial para prevenir muchos resultados adversos para la salud en etapas tempranas y posteriores de la vida, ya que los niños con bajo peso tienen un mayor riesgo de retraso en el crecimiento, menor coeficiente intelectual y muerte en la infancia; y obesidad, enfermedad cardiovascular y diabetes en la edad adulta. Es decir, disfrutando del tiempo al aire libre prevenimos enfermedades, incluso antes de nacer.