vacuna en bebéGeneralmente las meningitis virales son benignas, mientras que las meningitis bacterianas pueden ser graves, e incluso mortales. La vacuna es un método infalible para reducir el número de casos y evitar muertes.
Las enfermedades del sistema nervioso ocupan unos de los primeros lugares en cuánto a las más delicadas. Por sus diagnosticos, sus signos y síntomas, tratamiento y afectaciones suelen generar mucha controversia. De hecho, la vacuna contra la meningitis B ha sido bastante polémica.

Las discusiones suscitadas en torno a la meningitis B obedecen a varios factores. Entre sus inconvenientes están los siguientes:

  • El riesgo de muerte del paciente, en los casos más extremos.
  • Se trata de una vacuna que no entra en el cronograma de vacunación.
  • El costo de la única fórmula permitida para la prevención (Bexsero) es elevado (en torno a unos 106 euros por dosis y se requieren entre dos y cuatro).

A esto se suma un cuarto elemento que quizás sea el más preocupante: la poca existencia del medicamento. El laboratorio GSK, encargado de su producción, ha dicho que no puede responder a la demanda. De hecho, sus distribuidores han reconocido que solo llega al 1 % de los asignados en las listas de espera.

Si bien es cierto que los índices de la afección no son excesivos (160 casos en 2015), la tasa de mortalidad alcanza un 10 %. Por ello, la Asociación Española de Pediatría ha insistido en la necesidad de promover la colocación de la vacuna contra la meningitis B.

Qué puede causar la meninginis en los niños

Las meninges se describen como ‘las membranas que cubren al cerebro y a la médula espinal’. En su interior se halla el líquido cefalorraquídeo, cuya función es “amortiguar” posibles contusiones. Cuando se inflaman, se produce la meningitis y comienzan a aparecer una serie de complicaciones.

Particularmente, la meningitis desatada por la bacteria Neisseria meningitidis serogrupo B puede producir una infección generalizada (septicemia meningocócica), que puede ser mortal.

Quienes logran sobrevivir, pueden enfrentarse a convulsiones, deficiencias renales, ceguera, pérdida de la audición, retraso mental y amputaciones. Sólo la vacuna de la meningitis puede evitar que eso suceda.

El cuadro clínico de esta condición incluye:

  • Fiebre
  • Vómito
  • Dolor de cabeza
  • Somnolencia
  • Entumecimiento
  • Sensibilidad a la luz
  • Dolor en las articulaciones

Sin embargo, su similitud con el de padecimientos comunes dificulta el diagnóstico oportuno. Es la aparición de manchas rojas sobre la piel lo que podría indicar su contagio.

Cómo se contagia la meningitis infantil

La meningitis B suele propagarse de persona a persona por gotas respiratorias. El portador puede carecer de los síntomas. No obstante, el contacto cercano y constante facilitará la propagación del virus presente en las fosas nasales y en la faringe.

  • Las poblaciones más vulnerables son los niños menores de 5 años, los bebés en su noveno mes y las personas mayores de 70 años.
  • Los recién nacidos y los ancianos son los más propensos a desarrollar la incompatibilidad.

Efectos secundarios de esta vacuna suelen ser leves y pasajeros

Vacunarse es potencialmente seguro, pero es de hacer notar que la mayoría de los medicamentos pueden desencadenar reacciones adversas. La ventaja es que las asociadas a la vacuna contra la meningitis B son de baja intensidad.

Con frecuencia se presenta hinchazón alrededor de la zona de colocación, enrojecimiento, sensibilidad y elevación de la temperatura corporal, pero todo ello es pasajero.

Rara vez se manifiestan signos más desfavorables como erupción u hormigueo en el cuerpo. Si eso ocurriera, sería indispensable llamar al especialista.

El mayor peligro de la meningitis es que sigue siendo silenciosa e imprevisible. En menos de 24 horas puede hacer que un niño pierda la vida sin que el doctor pueda hacer algo para salvarlo.

Su coagulación se ve comprometida y la infección se propaga por todo el organismo sin que haya remedio alguno.

La vacuna contra la meningitis B actúa sobre cuatro variantes del meningococo. Su eficacia alcanza un 90 % y su nivel de protección general es de un 70 %. Adicional a ello, el fármaco estimula el sistema nervioso favoreciendo la creación de anticuerpos capaces de percibir y atacar a los microorganismos causantes de la enfermedad.