La construcción de una fuerte autoestima desde la infancia es lo que hará que tus hijos se conviertan en jóvenes seguros de sí mismos, así como adultos alegres y responsables. Es justo ese tipo de confianza que todo padre desea para sus hijos, ¿no es cierto? Niños que se sientan amados y especiales.
Pues el primer paso para lograrlo es que sientan todo el amor y el orgullo de parte de sus padres, que no se sientan juzgados o presionados y que puedan contar con su apoyo cuando más lo necesiten.
¿Por qué es importante hacer sentir únicos a los niños?
El amor tiene un impacto incalculable en la infancia, es el motor que alimenta la confianza de los pequeños, lo que los alienta a experimentar y atreverse a cosas nuevas. Cuando los niños se sienten amados logran desarrollar su independencia, no temen a nuevos desafíos porque saben que cuentan con el apoyo y la guía de sus padres.
Cuando se sienten respaldados, pueden afrontar de una forma más funcional los fallos, aprendiendo que no siempre se gana pero que no es motivo para dejar de intentar algo que les gusta hacer y eso es más valioso de lo que pueden pensar, pues lo hacen ellos solos.
¿Cómo pueden los padres hacer que sus hijos se sientan especiales?
1. Dar caricias
La mejor manera de demostrar amor a los niños es dando afecto. A través de abrazos, besos, cosquillas, caricias en el cabello, bailando, cantando, etc. Recuerda que el amor no solo se expresa sino que también se demuestra, así no le quedarán dudas a tu pequeño qué significa todo para tí.
2. Enseñarles amor propio
Las personas a las que los niños más aman, son con quienes conviven a diario, pero deben aprender que la persona más valiosa debe ser ellos mismos. Esto hará que su confianza se fortalezca de tal manera que nada negativo les afecte de manera permanente, como comentarios mal intencionados o resistirse a algún cambio.
Es importante cuidar que los niños no desarrollen egocentrismo o narcisismo con esta confianza alta. Para ello deben reconocer sus fortalezas pero también sus debilidades, que nadie está por debajo de ellos y que podrán conquistar lo que quieran, si se esfuerzan.
3. Incluyelo en las actividades cotidianas
Un niño que se siente especial es aquel que se siente útil, que sepa que puedes contar con él para las tareas de la casa o para tomar decisiones importantes. Puedes en este caso incluirlo a la hora de hacer la comida, limpiar su cuarto, ordenar sus cosas, elegir su ropa, crear su rutina diaria, decidir qué tarea quiere comenzar, etc. Por supuesto, creando límites pero dándole muchas opciones para satisfacerlo.
4. Celebrar sus logros
Cuando tus hijos lleguen con un nuevo logro, no dudes en felicitarlo y elogiarlo, así se atreverán a vencer el miedo y sentirse orgullosos de lo que consiguen por su cuenta. Bien sea por sacar una buena nota, hacer algo diferente o comer ese alimento que rechazaba, no existen éxitos pequeños.
5. Practicar la escucha activa
La comunicación es vital en las relaciones de hijos y padres, porque es la manera en que logran crear lazos significativos y los niños sienten confianza al contarle diferentes cosas a sus padres. Para ello debes evitar distraerte con tu móvil, escúchalos con verdadero interés, deshacerte de los prejuicios y hacer contacto directo, para que sepa que tiene toda tu atención.
6. Potenciar su inteligencia emocional
Aquí el trabajo de los padres está en educar a los pequeños sobre las diferentes emociones que existen, que está bien sentirlas y expresarlas de una forma que no cause daño a otros o a sí mismos. También pueden ofrecerle opciones para drenar esas emociones en los momentos adecuados, como salir a caminar, pintar, escribir, cantar, hacer alguna actividad física o hablar, para que logren volver a la calma.
7. Fuera etiquetas
Las etiquetas crean un daño muy grave en la autopercepción de los niños, ya que sienten que nunca serán lo suficientemente buenos para obtener el cariño de sus padres, porque no pueden complacerlos.
Esto ocurre cuando se compara seguidamente a un niño con su hermano y con otra persona, cuando se recalca de forma negativa algún fallo o se castiga cuando no tiene un desempeño óptimo en algo que sus padres esperan. Cada niño es diferente y tienen habilidades que los hacen únicos, pero es imposible ser ‘excelentes’ en todo. Es preferible apoyarlos en algo que les gusta hacer que, crear expectativas irreales que no llegarán a cumplir.
8. Cultivar la independencia
Cuando un niño es criado para ser una persona autónoma, este aumenta su ánimo para proponerse metas nuevas y buscar su lugar en el mundo, descubriendo lo que más le guste hacer. Cultivar la independencia de un niño no implica que los padres ya no estarán para él. Los padres siempre serán la guía que buscamos cuando tenemos dudas y cuando queremos celebrar el éxito.
9. Practicar la positividad
Ser positivos implica tener la capacidad de afrontar la vida sin temor y sin rencor, aprovechar las oportunidades, saber levantarse al caer, ser empáticos y responsables, adaptarse a los cambios y resolver los problemas.
Puede parecer una larga lista de tareas, pero cuando enseñas a los niños el valor de seguir adelante y ser agradecidos con lo que tienen. A medida que crezcan lograrán tener una mejor visión del mundo.
10. Nunca dejar de jugar
El juego representa el mundo entero para los niños ya que es su primera forma de aprendizaje e interacción. Por eso, es importante mantener el significado sagrado del juego, para cualquier aspecto de la vida. Y es que, cuando nos tomamos las cosas con diversión, se hacen más ligeras e interesantes.
Existe dicho que reza: ‘si estás bien por dentro, te ves bien por fuera’, no son solamente palabras, el sentirnos especiales hace que seamos capaces de lograr las cosas que nos proponemos e ir hacia adelante sin temor a ningún reto que se presente. Cuando trabajamos este sentimiento de perseverancia y confianza desde la infancia, los niños se convierten en personas imparables, amables, responsables y felices con su entorno.