Como dice el dicho popular: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. La gratitud está en todas nuestras mentes. Es posible que te sientas agradecido por visitar a la familia, por una acogedora chimenea para sentarte en invierno o por el famoso plato que te cocina tu madre los domingos. Y, por supuesto, todos nos sentimos más agradecidos por nuestros pequeños, ya que los hijos lo son todo para los padres. Por eso, es importante criar a niños agradecidos.
Aunque, para muchos padres, parece que la gratitud no es tan fácil de enseñar a los hijos. Pero nada más lejos de la realidad, pues con estos consejos podrás enseñarles a tus hijos este valor tan importante de la humanidad.
1. Comparte tu aprecio para criar a niños agradecidos
Una de las mejores maneras con las que podemos alentar la gratitud en nuestros hijos es modelar una disposición agradecida por nosotros mismos. Trata de hablar regularmente sobre lo que estás agradecido y por qué.
Puede ser útil usar ciertos aspectos de la vida diaria como un aviso. Intenta pedirles a todos los miembros de tu familia que compartan algo por lo que están agradecidos mientras vais a la escuela por la mañana o mientras cenáis. Vincular una práctica de gratitud a una actividad diaria ayudará a garantizar que el hábito no desaparezca.
2. Involucra a tus hijos en responsabilidades domésticas
Parte de sentir gratitud es ser consciente del esfuerzo que alguien más hizo para darnos algo. Involucra a tu hijo en las tareas familiares para que pueda ver este esfuerzo. Por ejemplo, si sientes que tu hijo es desagradecido por las comidas que cocinas, involúcralo en el proceso.
Hazle ver el tiempo que lleva cocinar para la familia para que entienda que la comida no aparece mágicamente en su plato. Puede que todavía no le guste todo lo que se le sirve, pero comenzará a apreciar el esfuerzo.
3. Deja que ganen algo para criar a niños agradecidos
Puede ser difícil para los niños entender por qué no pueden tener todo lo que quieren en la tienda de juguetes. El dinero es un concepto relativamente abstracto y, si nunca han pagado por algo, es posible que no entiendan por qué estás diciendo que no.
La próxima vez que tu hijo realmente quiera un juguete nuevo, ayúdalo a pensar en una forma de ganar el dinero y comprarlo él mismo. Así, podrás criar a niños agradecidos.
Esto podría ser ahorrando su asignación, haciendo tareas adicionales en casa o ahorrando el dinero que le den sus seres queridos, por ejemplo, para su cumpleaños. Verá el tiempo y el esfuerzo que lleva obtener ese juguete nuevo y lo apreciarán más que si simplemente lo hubieras comprados para ellos.
4. Establece expectativas para criar a niños agradecidos
Si un niño recibe con frecuencia una golosina o un juguete nuevo cuando está haciendo recados, lo esperará después. Una vez que lo esperan, ya no se sentirán agradecidos por ello, solo se sentirán resentidos cuando digas que no.
Antes de ir a una tienda, cuéntale a tu hijo el plan. Podrías decir: “No vamos a comprar ningún juguete nuevo hoy, solo estamos buscando. Si ves algo que realmente te gusta, lo escribiré para que lo recuerdes la próxima vez que sea tu cumpleaños”. Sigue el plan que establezcas y, con el tiempo, la expectativa de nuevos juguetes constantes disminuirá.
5. Da experiencias para ser agradecidos
Tener demasiadas cosas puede dificultar el desarrollo de la gratitud de los niños. Si tienen cientos de juguetes, apenas notan que reciben 15 nuevos durante las vacaciones. Intenta reemplazar algunos regalos materiales con experiencias, como un viaje familiar o acudir al cine con papá o mamá. Las experiencias ayudan a construir una conexión y quitan el énfasis de querer cosas.
6. Haz una lista de agradecimiento
Pide a tu hijo que haga una lista de todas las cosas del año pasado por las que está agradecido. Puedes ayudarlo a comenzar y a escribir sus respuestas si son demasiado jóvenes para escribir. Es como empezar un diario de la gratitud, muy importante para aprender a valorar las cosas.
7. Crea un frasco de gratitud para ser agradecidos
Siguiendo el punto anterior, se puede comenzar a tener un frasco de gratitud. En este frasco todos los miembros de la familia escribirán cosas por las que están agradecidos y las pondrán dentro. Periódicamente, anuncia a tu hijo que vas a añadir un papel nuevo al frasco.
Podrías decir algo como: “Estoy tan agradecida de que la abuela nos haya traído flores de su jardín. Me siento feliz cada vez que las veo. Voy a poner eso al frasco”. Tu hijo comenzará a buscar cosas para poner también. Puedes hacer que leer los trozos de papel juntos sea un ritual semanal, tal vez, después de la comida del domingo.