Los niños suelen ser una fuente inagotable y sin filtro de emociones, pero, a veces, estas pueden llegar al extremo y preocuparnos como padres, sobre todo si nuestro hijo es muy nervioso e inquieto. ¿Quieres encontrar la forma de ayudar a tu pequeño sin restar importancia a lo que siente? Este es tu sitio.

Lo primero que debes saber es que cada niño es diferente; mientras que unos suelen ser más tranquilos ante los estímulos del día a día, otros tienen los nervios a flor de piel. Sin embargo, esto no quiere decir que tengan un problema o cualquier otra patología, sino que su personalidad es más enérgica e impulsiva.

Las mejores técnicas psicológicas para calmar a niños nerviosos

Vamos a enumerar algunas consideraciones previas para que puedas elegir aquella técnica que más te pueda ayudar en cada momento:

  • En función de tu propia personalidad, de la relación que tengas con tus hijos y de su forma de ser, te será más útil utilizar algunas técnicas que otras. Por eso, es importante que pruebes varias de ellas hasta que encuentres aquella que mejor funcione en tu situación concreta.
  • Es fundamental que mantengas la calma durante todo el proceso. Cuando tu hijo se encuentra nervioso o ansioso, necesita que tú, que eres su figura de referencia, le asegures que todo va a estar bien. Por eso, puede que te resulte útil utilizar técnicas como la respiración profunda o la meditación antes de tratar de calmar sus emociones descontroladas.
  • Recuerda que por muy buena que sea una técnica, necesitarás un poco de paciencia. Las técnicas para reducir la ansiedad o el nerviosismo de tus hijos no funcionarán por arte de magia. En algunas ocasiones, sus emociones simplemente serán demasiado intensas. En estos momentos, tu trabajo será esperar a que pase el temporal y acompañarle durante el proceso.

Técnica 1 para niños nerviosos: ponle nombre a lo que le preocupa

Uno de los problemas más comunes que sufren los niños nerviosos con sus emociones descontroladas es que las ven como algo muy poderoso y aterrador. Por eso, la primera de nuestras técnicas psicológicas para calmar a niños nerviosos es ayudarles a desdramatizar su ansiedad.

El funcionamiento de la técnica es muy sencillo. Solo tienes que pedirle a tu hijo que se imagine un nombre gracioso para las emociones desagradables que siente. Es importante que el nombre sea lo menos amenazador posible.

Una vez que haya encontrado un nombre que le parezca adecuado, lo único que tiene que hacer tu hijo es ordenarle a sus emociones que se vayan. Por ejemplo, si ha decidido que sus emociones se van a llamar “Pepe”, podría decirles algo como lo siguiente:

  • “¡Déjame en paz, Pepe!”
  • “¡Pepe, para de hacerme sentir así!”

Al ponerle un nombre ridículo a sus sentimientos y hablar con ellos en voz alta, tu hijo conseguirá restarle importancia a lo que está sintiendo y será capaz de calmarse mucho más rápidamente.

Técnica #2. Escucha a tu hijo

Cuando alguien nos cuenta sus problemas, normalmente uno de nuestros primeros impulsos es ayudarle con lo que sea que le preocupe. Pero en el caso de nuestros pequeños, debido a que actúan de forma menos racional que los adultos, aplicar la lógica para explicarles que todo va a ir bien no siempre funciona.

Por eso, con nuestros hijos tratar de demostrar que realmente no ocurre nada malo puede incluso aumentar la ansiedad que sienten. En lugar de ello, prueba a escucharles activamente y a demostrarles todo tu afecto. Por ejemplo, mediante contacto físico, con besos y abrazos. En general, si tu hijo se siente escuchado y protegido, sus nervios disminuirán casi de inmediato.

Técnica 3. Dale a tu hijo un objeto que le calme

Varios estudios muestran que es posible asociar un objeto a una emoción determinada. Por ejemplo, si tu hijo tiene un peluche especial, o algún accesorio que le da seguridad (como un pañuelo o una pulsera, por ejemplo), ¡aprovéchalo!

Por ejemplo, las últimas investigaciones indican que dormir con un peluche ayuda a los niños a superar los terrores nocturnos. Este mismo principio se puede aplicar a muchas otras situaciones. Si tu hijo tiene miedo a su primer día de colegio, ¿por qué no hacer que lleve consigo algo que le ponga de buen humor? Si es algo lo suficientemente pequeño, los demás niños ni siquiera tienen por qué darse cuenta de que lo lleva consigo.

Esta técnica será todavía más efectiva si le cuentas a tu hijo lo que pretendes. También, si le pides que escoja un objeto para acompañarle en sus malos momentos. De esta forma, el niño se involucrará más en el proceso, y los sentimientos positivos serán más intensos.