Los hematíes, también conocidos como eritrocitos o glóbulos rojos, son células sanguíneas que se encargan de transportar el oxígeno que es captado en los pulmones y llevarlo a los diversos tejidos y órganos corporales. Estos constituyen el 40% del total del volumen sanguíneo.

Estas células sanguíneas contienen en su interior una proteína llamada hemoglobina, necesaria para la captación y transporte del oxígeno, y que le otorga el color rojo característico de la sangre. La cantidad de hematíes varia de acuerdo al sexo, la edad y la ubicación geográfica de la persona. En este sentido, la cantidad de hematíes normales en una mujer es alrededor de 4.500.000 por milímetro cúbico de sangre.

Durante el embarazo estos valores tienden a variar, debido a los cambios fisiológicos que ocurren para favorecer el crecimiento del bebé. De hecho, las modificaciones hematológicas en la gestación provocan un aumento de la cantidad de estas células en un 18% para llevar oxigeno a la madre y al bebé. El incremento es hasta de un 30% si la madre consume suplementos de hierro.

Síntomas de anemia durante el embarazo

Entonces, ¿qué significa tener los glóbulos rojos bajos en el embarazo? La realidad es que no en todos los casos los hematíes se elevan, debido a diversos factores que pueden incidir negativamente en su producción, lo que desencadena un cuadro de anemia macrocítica, una condición bastante frecuente en las embarazadas.

Cuando hay anemia, el transporte de oxígeno hacia los tejidos, especialmente a la placenta y al bebé, se ve afectado, lo que causa los siguientes síntomas en la gestante:

  • Cansancio.
  • Debilidad.
  • Taquicardia.
  • Mareos.
  • Piel pálida.
  • Dolores de cabeza.
  • Tensión arterial baja.

Si la anemia en el embarazo no se trata a tiempo, puede traer complicaciones graves para la gestación como partos prematuros, niños con bajo peso al nacer, infecciones maternas posparto y depresión.

Causas de los hematíes bajos en el embarazo

Según los datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud, un 42% de las embarazadas sufre anemia en algún momento del embarazo. Esta anemia puede ser producto de cambios hematológicos normales del organismo de la embarazada que se conocen como anemia fisiológica. Aun así, esta afección también puede darse debido a un déficit nutricional o por alguna enfermedad, lo que se conoce una anemia patológica.

Anemia fisiológica

La anemia fisiológica del embarazo o anemia dilucional es el resultado del aumento del volumen plasmático, que en esta etapa se incrementa en un 40% aproximadamente. Este cambio aumenta la dilución de las células sanguíneas en el plasma, lo que disminuye la concentración de los hematíes en la sangre. Este fenómeno se conoce como hemodilución y se evidencia a partir del segundo trimestre.

Anemia patológica

Un tercio de las embarazadas presenta anemia patológica durante la gestación, especialmente durante el tercer trimestre. Suele ser el resultado de deficiencias nutricionales, concretamente, de una disminución en la ingesta alimentos ricos en hierro y ácido fólico. Las tipos de anemia más frecuentes debido a los hematíes bajos en sangre en el embarazo son:

  • Anemia ferropénica o por deficiencia de hierro: la falta de hierro es la causa más habitual de anemia en el embarazo. En esta etapa el requerimiento de hierro es mayor debido a que este mineral es necesario para producir hematíes, lo que favorece la oxigenación y el desarrollo del feto y de la placenta. Una mujer embarazada necesita al menos 27 miligramos de hierro al día que obtiene a través de los alimentos. La anemia ferropénica aparece cuando hay una mala absorción del hierro o una disminución del aporte a través de la dieta. A la hora de prevenirla, te recomendamos consumir estos alimentos con hierro para el embarazo.
  • Anemia megaloblástica o por deficiencia de ácido fólico: esta anemia es menos común y afecta entre el 0,5 y 1,5% de las embarazadas. Se produce por una deficiencia de ácido fólico o de vitamina B12, vitaminas necesarias para la formación de hematíes en el embarazo.