trastorno alimentación selectivaComer suele ser una actividad que procura placer a todo aquel que la realiza. Sin embargo, cuando se desarrolla un trastorno relacionado con la comida y la alimentación las cosas cambias. La anorexia, la bulimia o los trastornos por atracón son algunos de los más conocidos, pero no son los únicos. Otra afección es el trastorno por alimentación selectiva, que se inicia durante la niñez y que se basa en comer tan sólo una serie de alimentos seleccionados, rechazando los demás.

Este trastorno, también conocido como Arfid -‘Avoidant Restrictive Food Intake Disorder’- no debe pasar desapercibido por los padres ni tomado como un simple capricho infantil. Se trata de una afección que puede desarrollarse y tener efectos muy negativos a lo largo del crecimiento del pequeño, pues puede extenderse hasta la adolescencia. A continuación, te mostramos cuáles son los datos más relevantes de este trastorno de alimentación selectiva infantil.

¿Qué es el trastorno de alimentación selectiva infantil?

Esta afección, que se desarrolla de manera muy temprana y que puede extenderse hasta la adolescencia, se caracteriza por un tipo de alimentación compuesta tan solo por entre 5 y 10 alimentos diferentes.

Cuando los progenitores tratan de hacer que el pequeño coma otras cosas, éste lo rechaza totalmente. Esta negativa a probar nuevos alimentos se conoce como nefobia y no está necesariamente relacionada con el sabor, sino que el rechazo se produce por la forma, tamaño o textura del alimento. Y es que muchas veces la negativa se produce incluso antes de que el pequeño haya probado el alimento por primera vez, por lo que éste ni si quiera ha tenido la oportunidad de saber cuál es su sabor.

El trastorno de alimentación selectiva infantil ha sido recientemente incluido en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales y se suele desarrollar más en niños que en niñas, normalmente acompañado de otros factores como son:

  • Episodios de ansiedad y nervios
  • Problemas sociales y dificultades para relacionarse con su entorno
  • Irritabilidad y cambios de humor
  • Ralentización en el crecimiento normal del pequeño
  • Rasgos de un problema obsesivo-compulsivo
  • Deficiencia nutricional
  • Dificultades a la hora de adaptarse a un cambio
  • Pérdida de peso y dificultades a la hora de engordar

Los pequeños que se ven afectados por este trastorno de alimentación selectiva infantil suelen mostrar deficiencias nutricionales con carencia, principalmente, de vitaminas, minerales y fibra. El llevar una dieta muy pobre y poco variada en la que los alimentos que principalmente se rechazan son la verdura, el pescado, las legumbres y la fruta, provoca esta carencia en el organismo que se puede tener un impacto muy negativo en el crecimiento del pequeño, tanto físico como neuronal e intelectual.

De ahí que este comportamiento no debe ser ignorado ni alimentado por los padres y se le debe dar una solución lo más rápidamente posible.

Causas de esta afección

Actualmente no se ha encontrado una causa exacta que responda al desarrollo de este trastorno, sino que se trata de una afección que puede responder a una gran variedad de desencadenes. Las principales causas son:

Malestar por una o varias causas para las que el pequeño no encuentra palabras a la hora de expresarlo y lo exterioriza de esta manera, al igual que ocurre con las pataletas, los lloros o los gritos. En estos casos se hace indispensable lograr ayuda psicológica y psiquiátrica para esclarecer cuáles son estos problemas subyacentes que provocar el desarrollo del trastorno.

  • Problemas en el vínculo del niño con uno o ambos progenitores o con sus cuidadores.
  • Situaciones de estrés o traumáticas.
  • Sentimiento de abandono por parte de los padres en las que el pequeño considera que sus progenitores no le dedican el tiempo suficiente. En ocasiones, los padres con sentimiento de culpabilidad tratan de solventar la solución con regalos, en ocasiones en forma de comida que el pequeño disfruta.
  • Sobreprotección del niño por la cual los padres aceptan sus negativas y no tratan de imponer su propio criterio.