Definitivamente una de nuestras labores como padres es la de educar de la mejor manera a nuestros pequeños, que cuenten con buenas herramientas para la vida y que puedan crecer y desarrollarse cómo unos seres humanos íntegros y aportantes a la sociedad.
Una parte fundamental en dicha educación de nuestros pequeños es la de enseñarles a manejar sus emociones de la manera más adecuada durante sus primeros años de vida.
La alegría, la tristeza, la sorpresa, la aversión, la ira y el miedo son algunas de nuestras emociones más intensas y que además influyen en nuestro comportamiento.
Es bastante común que, durante la infancia, los niños experimenten cada una de estas emociones de una manera mucho más explosiva, y esto se debe a que no saben cómo controlar este tipo de emociones. Está en ti como padre, ayudarle en ese proceso para que pueda aprender a canalizarlas y a manejarlas poco a poco. Esto quiere decir que sus emociones deben respetar las normas implícitas de convivencia, entre otros aspectos básicos.
¿Cuándo se recomienda empezar con el aprendizaje emocional en los niños?
Mientras más temprano mejor. No obstante debemos tener en cuenta la edad del niño y ajustar nuestras enseñanzas a sus capacidades. Para ello hemos de ser atentos, dedicados, pacientes y perseverantes.
Por lo general, los padres suelen dar inicio al aprendizaje emocional a partir del año o a los dos años de edad del niño. De esta manera, se aseguran de sentar las bases de una educación en valores con tiempo suficiente.
Recordemos que los niños son como esponjas y absorben fácilmente todo a su alrededor: ideas, experiencias, conductas, etcétera. Su capacidad para asimilar información es enorme por lo que debemos aprovecharla a la hora de enseñarles cómo deben comportarse.
El aprendizaje emocional, o de cualquier otro tipo, implica la puesta en práctica de diversas estrategias lo suficientemente flexibles como para ajustarse a las distintas circunstancias y poder lograr nuestro objetivo.
Cuáles son los tipos de aprendizaje emocional en los niños
A medida que el niño crece, experimenta nuevas emociones y profundiza en los sentimientos. Por ello, en lo que respecta al aprendizaje emocional se pueden distinguir, principalmente, dos tipos:
- Aprendizaje asociativo. Consiste en obtener asociaciones que aseguren el recuerdo de detalles en particular por medio de la memorización.
- Aprendizaje cognitivo. En este aprendizaje, la información entra al sistema de razonamiento, es procesada, y luego logra causar ciertas reacciones.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Se conoce como inteligencia emocional a la capacidad de reconocer tanto las emociones y sentimientos propios como los de otras personas. Se considera una herramienta clave en el desempeño social e implica distintas habilidades:
- Identificar emociones y sentimientos.
- Controlar los impulsos que surgen de las respuestas emotivas, en función de las normas de convivencia y el bienestar colectivo.
- Crear o mantener relaciones interpersonales.
Áreas importantes de la inteligencia emocional
- La inteligencia interpersonal. Es la capacidad de comprender bien a los demás. Por ejemplo, qué los motiva a actuar y cómo relacionarse de la manera correcta. Está asociada directamente con la empatía, y el entender las reacciones y temperamento de otros.
- La inteligencia intrapersonal. Esta ayuda a formar un modelo realista y concreto del ser humano, teniendo en cuenta sus propios sentimientos. Luego, puede usarlos como guía en su conducta.
Cómo desarrollar la inteligencia emocional?
- Inculcarles valores. Es importante inculcarle valores fundamentales desde muy pequeños.
- Enseñarles a distinguir entre lo bueno y lo malo así como lo correcto e incorrecto, de una forma sencilla pero eficaz.
- Demostrarles afecto. Si los padres le muestran amor a sus hijos, ellos aprenderán a mostrárselo, tanto a ellos como a los demás.
- Dar el ejemplo y mantener una disciplina apropiada.
- Mostrarle sus errores. Hay que permitir que se equivoquen y vivan sus propias experiencias. También es crucial que se reconozcan sus logros.
- También se les debe enseñar a no sentir vergüenza de expresar sus sentimientos.
- Bajo ninguna circunstancia se les debe imponer como norma, la manifestación de una única emoción; es decir, para garantizar un buen aprendizaje emocional no debemos imponerles que estén siempre alegres o neutrales.
Hay que enseñarles a los niños que todas las emociones son naturales y muy necesarias para todo ser humano. Todas cumplen su función para ayudarlo a enfrentarse a las situaciones de la vida.
Por ello, es necesario hacerles saber que las emociones no deben reprimirse, ni evitarse, sino conocerlas, aceptarlas y aprender a gestionarlas correctamente. Así podrán tener buenas relaciones, y una buena participación en la sociedad. Esto les dará gran satisfacción personal.