Cuando nos planteamos portear a nuestro bebé, es frecuente buscar un portabebés en el que el bebé pueda ir de cara al mundo. ¿Es recomendable el porteo hacia delante? Te contamos las razones para no hacerlo.
No se debe portear a un bebé cara al mundo, o mirando hacia delante o hacia fuera (como prefieras llamarlo) porque es peligroso para su salud. Sé que suena un poco extremista, pero es completamente cierto.
Cuando hablamos de porteo ergonómico y seguro en este post, el punto de partida es que:
El porteo es ergonómico cuando respeta la higiene postural tanto del bebé como del adulto que lo lleva.
¿Hacemos un repaso de lo que significa esto de la ergonomía a la hora de portear?
- La espalda del bebé debe ir en forma de C: para respetar la posición natural de su columna.
- Las piernas de bebé forman una M: en consonancia con el nivel de desarrollo de sus caderas.
- La pelvis del bebé se coloca en retroversión: es decir, con el periné sobre tu ombligo, para conseguir la C de la espalda y la M de las piernas.
- A la altura de tus besos: por seguridad y comodidad. Si te pilla más abajo te pesará más, y más arriba te tapará la vista.
- Asegurate de que tenga las vías respiratorias despejadas: sobre todo en bebés pequeños sin fuerza ni capacidad para moverse si lo necesitan.
- El portabebés ajustado correctamente: es más seguro para ambos, tu bebé irá protegido y cómodo y tú te evitas forzar la postura para portearle.
- El adulto debe ir cómodo y sin tensiones: para disfrutar del porteo, prolongarlo cuanto necesites y comprobar así que lo estás haciendo bien.
Necesitaba repasar los puntos básicos del porteo ergonómico y seguro, para que entiendas por qué no debes portear al bebé cara al mundo.
Porque no se trata de un capricho de las asesoras de porteo, ni de un “porque no”, sino que tiene una base perfectamente lógica, que vas a comprender de inmediato.
Ahora voy a explicarte con detalle cada uno de estos motivos (y algunos más) para no portear a tu bebé cara al mundo.
#1 La postura no es ergonómica (ni para el bebé ni para el adulto que portea)
Acabamos de recordar que el bebé debe ir colocado dentro del portabebés y sobre tu cuerpo de manera que:
- Su espalda esté curvada en forma de C.
- Sus piernas formen una M, con el culete más bajo que las rodillas.
- Su periné se apoye sobre tu cuerpo para mantener esa posición.
La idea es que el bebé adopte la postura natural que tiene cuando lo coges en brazos, sin portabebés.
Analicemos la postura de la espalda del bebé ¿dónde está la famosa “C”?
Cuando el bebé (o el niño) va colocado sobre tu pecho (o incluso a tu espalda) con la cara hacia ti, la posición ergonómica la adopta de manera casi natural, porque es como si se “posara” sobre ti.
Pero cuando lo pones mirando hacia fuera, con su espalda contra su pecho, es imposible que su columna consiga formar una C.
Es más, va con la posición justo al contrario, arqueando su espalda para adaptarse a tu cuerpo, tu pecho y tu barriga.
Es decir, que en cuanto a la espalda del bebé, no solo impides que adopte una buena postura, sino que lo obligas a ponerse justo en la posición contraria a la que debería tener.
Fíjate ahora en las piernas del bebé: sin rastro de la “M”
Esta es la famosa “posición ranita”: las piernas del bebé deben formar una M, los picos de arriba serían sus rodillas y el pico de enmedio, el culete del bebé.
Pero ¿saber por qué es tan importante esta postura?
Pues porque las caderas de tu bebé están en formación aún y debes facilitarle una postura saludable para favorecer su correcto desarrollo.
Esa postura es:
- con las caderas abiertas.
- teniendo los muslos apoyados.
- favoreciendo la inclinación correcta para caderas y muslos.
Para conseguir esta postura es por lo que las asesoras insistimos tanto en que, al colocar cualquier portabebés, la tela debe llegar de una corva a otra del bebé.
De este modo, aseguras que los muslos están apoyados y le ayudas a mantener las rodillas alzadas por encima de su culete.
Pero esto solo es posible cuando el bebé va mirando hacia ti, claro.
Si colocas al bebé mirando hacia fuera, cara al mundo, ya es imposible colocar la tela de corva a corva: inevitablemente, tu bebé irá colgando, forzando la postura de sus caderas en formación.
Y aún hay más, ¿qué soporte tiene el cuello y la cabeza de tu bebé?
Si no es recomendable llevar a ningún bebé mirando hacia afuera, esto es especialmente perjudicial para los más pequeños.
Como aún no tienen control de su cuello ni soportan el peso de su cabeza, llevarle cara al mundo es forzar su cuello sí o sí, vaya despierto o dormido.
Además, si su cabeza baja hasta pegar su barbilla con su pecho, puede obstruir sus vías respiratorias ¡y tú no lo podrás ver!
Mucho mejor que vaya recostado sobre tu pecho, con la cabeza cómodamente reclinada sobre ti, sujeta con la tela del portabebés y dentro de tu campo de visión, para una seguridad total.
De remate: visualiza dónde recae todo el peso del bebé
Aparte de la posición de la espalda y de las caderas del bebé, hay otra parte del cuerpo claramente afectada por la posición, que es la zona genital de tu bebé.
Para que lo visualices, ¿te has puesto un arnés alguna vez?
De los de escalada o de seguridad, con los que todo tu peso recae sobre tu zona genital. Es muy, muy incómodo.
Pues eso mismo le haces a tu bebé al llevarle en posición cara al mundo.
Puedes pensar que tu bebé va “protegido” por el pañal, que es una capa de acolchado “extra” en esa zona.
Pero si lo mantienes en esa postura, puede generarle irritaciones en la cara interna de los muslos e incluso infecciones de orina.
#2 La sobre-estimulación puede saturar a tu bebé
Creeme: un bebé pequeño no necesita estímulos adicionales para desarrollar su inteligencia.
Solo con estar a la altura de tus ojos, participando de las rutinas diarias, oyendo tu voz y “protegido” por tu cuerpo es más que suficiente.
Luces, sonidos, colores, movimientos… El mundo puede llegar a ser abrumador para un bebé.
Si lo llevas cara al mundo, no puede descansar cuando el entorno se le haga excesivo, apoyándose en tu pecho y durmiendo, protegido por los latidos de tu corazón.
Yendo cara al mundo, si se duerme de puro agotamiento, su cuello y su espalda están en una posición forzada.
Además de que no le estás viendo la cara y lo mismo no te enteras de que se ha dormido hasta pasado un rato.
#3 Y ¿qué pasa con el adulto que portea a un bebé cara al mundo?
Al igual que para el bebé, esta posición también es perjudicial para ti.
Es mucho más difícil llevar encima algo que sobresale de tu cuerpo que algo que “se integra” en ti, que te “abraza”.
El bebé que va mirando hacia fuera, se inclina hacia adelante por la curvatura natural de su cuerpo, lo que provoca que:
- Se desplace tu centro de gravedad y tengas que esforzarte para mantener el equilibrio.
- Fuerces la espalda, echando los hombros hacia atrás para compensar el peso adicional del bebé echado hacia delante.
- Pierdas las “manos libres” porque tienes que ir sujetando la cabeza del bebé (en los más pequeños) o su cuerpo para que no te “tire” y sientas que se caerán.
Portear a tu bebé es una experiencia que debes probar porque te aseguro que engancha, pero no lleves a tu bebé mirando hacia fuera. Es recomendable no sólo para salir a pasear, que es mucho más práctico al dejar las manos libres, además de ser beneficioso para el vínculo entre ambos, también resulta ideal para hacer las tareas cotidianas como limpiar la casa, ir al supermercado o cualquier otra actividad de la rutina diaria.