papá en sala de partoHace algunos años, en los hospitales, no se permitia la entrada de los padres en la sala de partos para presenciar el nacimiento de sus bebés. Hoy, afortunadamente, la mayoria de los centros estan equipados para permitir que la pareja, un familiar o amigo este al lado de la madre en este momento tan especial.

El hecho de que la madre hoy pueda estar acompañada durante este momento tan crucial tiene mucho que ver con la humanizacion del parto, una corriente que, entre otras cosas, propende por el respeto de sus valores, creencias y sentimientos de la paciente lo que incluye su elección sobre la persona que la acompañará en el proceso.

Por eso, cualquiera que sea el caso, lo importante es que, al hacer la elección, la madre esté completamente convencida de que se va a sentir amada, tranquila, segura y comoda con su acompañante.

El deseo debe ser mutuo

Si el elegido es el padre del bebé no hay que olvidar que se debe contar también con su aprobación: puede que la madre desee tenerlo a su lado en el momento del parto pero que el no se sienta capaz de soportar la situación ya sea porque es una persona muy nerviosa, porque se altera fácilmente, porque es muy impaciente o simplemente, porque no tolera ver cosas tan normales en este tipo de procedimientos como las agujas o la sangre. Incluso, hay quienes no soportan ver a su pareja sufriendo y no poder hacer nada al respecto, lo que les produce estres y frustración.

En este caso, el padre debe ser muy consciente de su estabilidad emocional para decidir, en compañia de la madre, si entra o no a la sala de partos. Para algunos hombres llega a ser mas satisfactorio esperar afuera y recibir a su bebé con calma.
Pero ¿quien puede ser la mejor persona para ofrecer consuelo y apoyo? ¿Que habilidades y conocimientos debe tener? ¿Que es lo que debe hacer exactamente el acompanante durante el nacimiento del bebé?

A tu lado, durante el preparto

Tu pareja, un amigo, una hermana… Cualquiera puede acompañar a la mujer durante el parto, siempre que sea una persona que la conozca bien, se ajuste a sus necesidades y disfrute de su plena confianza.

Ademas, es necesario que sea muy fuerte y distante, que no se vea afectada por los inevitables momentos de fatiga por los que va a pasar la madre y que, en cambio, sea capaz de animarla a seguir adelante.

Por esta razon, generalmente, se aconseja a las mujeres embarazadas que no sea su madre quien las asista, pues suele ser una persona demasiado permeable a las emociones y sentimientos del momento.

No es necesario que quien asista tenga conocimientos especificos sobre el trabajo de parto. Pero es mejor si, durante el embarazo, ha participado en algún curso de preparación al parto con la mujer embarazada, para saber que va a pasar. Si surge alguna duda o temor, no debe tener reparos en consultar o pedir explicaciones y aclaraciones a la matrona.

Su tarea es transmitir tranquilidad y confianza a la mujer, y no podrá hacerlo si, a su vez, tiene preocupaciones.

Asimismo, quien acompañe a la madre debe estar preparado para verla en circunstancias únicas, como nunca la habia visto antes. Si uno piensa que esto podria perturbarlo, es mejor que se haga a un lado y deje a otra persona estar presente durante el nacimiento.

El masaje y la respiración

Hay muchas cosas que el padre o acompañante puede hacer para ayudar a la madre durante el parto:

  • Darle un masaje en la parte baja de la espalda para que pueda relajarse entre contracciones. No es necesario conocer las tecnicas de masaje especificas: a veces, una simple caricia es suficiente.
  • Si el trabajo dura mucho tiempo y la mujer se siente privada de energias, puede ofrecerle un caramelo o un terron de azúcar para ayudar a que se recupere.
  • Puede refrescarle la cara con una esponja húmeda.
  • Si la futura madre ha aprendido a practicar tecnicas de relajacion y respiración profunda, puede ayudarla a realizarlas durante el parto.
  • Si ella quiere, puede poner un poco de música para darle serenidad y ayudarla concentrarse.
  • En la fase expulsiva, puede ayudarla y servirle de apoyo para tomar la posicion que le resulte mas comoda.

Una presencia atenta y silenciosa

Quien asiste a la mujer embarazada tiene el papel de complice y mediador: debe garantizar que las demandas de la mujer sean escuchadas y, a ser posible, contestadas por el personal de del centro.

Al mismo tiempo, sin embargo, debe conocer sus limites y nunca imponer su propia intervencion a la futura madre.

Asi, por ejemplo, si la mujer que ha pedido un masaje cambia de opinión, el cuidador debe retirarse sin insistir. También debe ser capaz de aceptar los estados de ánimo y momentos de ira o frustración repentinos sin ofenderse ni desanimarse.

En algunos casos, debe limitarse a no hacer nada, sabiendo que su sola presencia en silencio es ya de gran ayuda y consuelo.

El momento de la contracción es una fase especialmente delicada, que ademas mide la capacidad del acompañante para respetar los limites y su voluntad de trabajo. En ese momento, la mujer tiene que centrarse en si misma y en lo que esta viviendo. No quiere hablar y, como máximo, mantendrá un contacto visual con quien esté a su lado.

El acompañante debe ser capaz de retirarse en silencio y no interferir. O, de acuerdo con la madre, puede realizar un pequeno ritual asociado a la contraccion. Por ejemplo, repetir la frase “una menos”, para recordarle que el nacimiento del bebé esta cada vez mas cerca.

Entre una contraccion y la siguiente, la mujer puede llegar a quedarse dormida durante unos minutos para recargar energia. Tampoco hay que intervenir en este caso, sino respetar sus deseos y mantenerse al margen en silencio.

Precauciones en el hospital

Por razones de higiene, las instalaciones sanitarias exigen algunas precauciones a quien quiere asistir como acompanante al parto.

En muchos casos, para entrar en la sala de partos, es necesario presentar el resultado negativo de la prueba de la salmonela realizada no mas de treinta dias antes del parto. El examen, que se lleva a cabo mediante el analisis de una muestra de heces, se utiliza para diagnosticar infecciones bacterianas de la familia de la salmonela. A menudo, estas infecciones son asintomaticas o causan trastornos intestinales leves en adultos, pero para un recien nacido pueden ser muy graves.

En la sala de partos, por lo general, se pide vestirse con bata, cofia y mascarilla. Dado que los procedimientos pueden variar de un hospital a otro, lo mejor es preguntar directamente en el centro donde la madre tiene intencion de dar a luz a su hijo.

Es aconsejable llevar comida y bebida, ya que el parto puede alargarse varias horas y el centro de salud puede que no este equipado con un restaurante o maquinas expendedoras.

Una decisión que debe ser tomada por ambos padres

¿Y dónde dejamos la figura del padre en todo esto? Debemos recordar que al mismo tiempo que nace un bebé, nace una madre… pero también un padre. Para que podamos experimentar la crianza de manera plena y feliz, es necesario que la pareja se implique desde el inicio del embarazo. Es habitual ver a las mujeres acompañadas de sus parejas en las visitas prenatales a los obstetras y matronas e incluso a la educación maternal ¿les vamos entonces a privar de estar presentes en el recibimiento de su hijo?

Desde nuestro punto de vista, lo primero a tener en cuenta es la elección de la mujer. Desde el inicio del embarazo, la mujer es la que decide sobre su cuerpo, a qué profesionales va a acudir o cómo alimentar a su bebé, con lo que debería ser ella la que elija la persona que debe acompañarla en el momento del parto.

Sin embargo, por otro lado, el hecho de que el padre esté presente durante el parto no tiene porqué estar reñido con la feminización del mismo. Lo verdaderamente necesario sería que tanto obstetras, cómo parejas, entendieran el parto cómo un proceso íntimo y único para cada mujer y respetaran ese “lado femenino” del nacimiento. El grado de confianza de la mujer con su pareja, hará que ese miedo a dejarse fluir desaparezca. Lo importante es tener en cuenta que es un momento maravilloso que siempre estará tanto en la mente de mamá como de papá, es bueno conversar acerca de las preferencias de ambos y llegar a un mutuo acuerdo.