La mayoría de los padres, antes o después, tendrán que enfrentarse a una situación bastante común: dar el medicamento al niño y que este lo vomite. ¿Qué debe hacerse en estos casos? ¿Se puede saber si el medicamento le ha hecho efecto? ¿Hay que volver a dárselo?
¿Por qué el niño vomita el medicamento?
El sabor de muchos medicamentos no es precisamente agradable, por lo que en algunos casos puede estimular el reflejo del vómito en los niños. De hecho, los pediatras explican que el sabor de los medicamentos que pueden provocar intoxicaciones graves no se enmascara a propósito, como una medida de protección adicional ya que es más probable que el niño lo escupa o vomite. Sin embargo, esa misma “protección” puede convertirse en un problema cuando es necesario que el niño retenga el medicamento, haciendo más probable que lo vomite.
Por supuesto, los vómitos no siempre están provocados directamente por el medicamento. Muchas enfermedades cursan con vómitos, por lo que la medicación solo estimula ese reflejo nauseoso. Por eso, la línea de actuación ante los vómitos depende de diferentes factores que los padres deben conocer.
1. Si estaba vomitando antes de la medicación
La gripe, la gastroenteritis, una intoxicación alimentaria o una infección… Existen muchas enfermedades que cursan con vómitos. En esos casos, lo ideal es suministrar el medicamento por otra vía que no sea oral ya que hay grandes probabilidades de que el niño lo vomite. Existen diferentes medicamentos que cuentan con una versión en supositorio, de manera que los padres pueden administrarlos en casa, pero otros solo se pueden aplicar por vía intravenosa, por lo que habrá que ingresar al pequeño.
2. Si solo vomita un medicamento
Es importante que los padres se fijen si el niño vomita diferentes medicamentos o si solo reacciona mal ante una medicación. Si el pequeño solo vomita un medicamento puede tratarse de una alergia a alguno de sus componentes. En ese caso, es habitual que aparezcan otros síntomas, como la erupción cutánea. Obviamente, será necesario consultar al pediatra para que le recete un medicamento sustituto.
Sin embargo, los vómitos no siempre están causados por una reacción alérgica. También pueden deberse al sabor del medicamento, que por algún motivo es especialmente desagradable para el pequeño. En esos casos, se puede acompañar el medicamento con algún alimento que enmascare su sabor, pero es conveniente preguntar al pediatra para evitar que ese alimento interfiera con el principio activo de la medicación.
¿Hay que repetir la dosis?
Como regla general, si el niño vomita inmediatamente la medicina o en menos de 15 minutos tras haberla tomado, habrá que repetir la dosis entera. Si tiene vómitos, hay que optar por el supositorio y si la ha vomitado porque no le gusta el sabor, se debe acompañar con algún alimento, preferentemente dulce ya que enmascara mejor el sabor de la medicina.
Si el episodio de vómitos ocurre entre 15 y 30 minutos tras la toma, se recomienda darle solo la mitad de la dosis. Si ha pasado entre 30 y 60 minutos, no es necesario repetir la dosis, pero se aconseja adelantar la siguiente.
En caso de que el niño vomite una hora después de haber tomado la medicación, no es necesario repetir la dosis ni adelantar la próxima puesto que se considera que los principios activos han sido asimilados.
También hay que tener en cuenta la importancia del medicamento. Si se trata de medicamentos que curan problemas importantes, como los antibióticos, es fundamental que el niño tome todas las dosis. El consumo de los medicamentos que alivian síntomas molestos, como en el caso de los mucolíticos, antitusivos y antihistamínicos, es más discrecional, si bien es cierto que algunos pueden evitar complicaciones. Esto significa que, si el niño vomita una dosis, los padres pueden esperar un tiempo prudencial para darle una segunda dosis.