Los juguetes desempeñan un papel importante en el desarrollo infantil. No solo estimulan la fantasía y la creatividad, sino que también pueden potenciar el desarrollo de habilidades como la atención, el pensamiento y el lenguaje. Sin embargo, no todos los juguetes tienen el mismo potencial educativo. Algunos incluso pueden ser contraproducentes y, en vez de estimular el desarrollo infantil terminan limitándolo.

El desarrollo del lenguaje, por ejemplo, es particularmente importante porque influye en el éxito que tendrá el niño en la lectura y la escritura, además de facilitarle la adaptación al entorno social.

La comunicación padre-hijo durante el juego es esencial para el desarrollo del lenguaje

El estudio en cuestión fue realizado con 26 parejas de padres e hijos con edades entre los 10 y 16 meses. La investigadora observó las sesiones de juego con juguetes electrónicos, juguetes tradicionales y libros en el hogar durante quince minutos, por tres días.

Los juguetes electrónicos elegidos fueron: un ordenador portátil para bebés, una granja parlante y un móvil para bebés ya que se encuentran dentro de la categoría que se comercializa como “educativos” para promover el desarrollo del lenguaje en los niños de ese rango de edad. En cambio, los juguetes convencionales utilizados fueron: un rompecabezas de animales de granja, un clasificador de formas y unos bloques de construcción.

En la investigación se analizó el número de palabras que usaban los adultos, las vocalizaciones de niños, los turnos de conversación, las respuestas verbales de los padres a las expresiones de sus hijos y las palabras producidas por los padres en diferentes categorías semánticas durante las sesiones de juego. Así se comprobó que el tipo de juguete guardaba una relación con el lenguaje utilizado durante las sesiones de juego.

Durante el juego con juguetes electrónicos, los adultos se comunicaron menos con sus hijos, se produjeron menos turnos de conversación, menos respuestas de los padres y menos palabras de contenido específico que durante el juego con juguetes tradicionales o libros. Como era de esperar, los niños también vocalizaron menos cuando usaban los juguetes electrónicos.

El estudio concluye que “el juego con juguetes electrónicos se asocia con una menor cantidad y calidad del lenguaje, en comparación con el juego con libros o juguetes tradicionales. Para promover el desarrollo temprano del lenguaje, se debe desalentar el juego con juguetes electrónicos. Los juguetes tradicionales pueden ser una alternativa valiosa para pasar el tiempo de juego entre padres e hijos en caso de que no les guste leer”.

La importancia del contexto lingüístico para el desarrollo del lenguaje infantil

En la actualidad, los padres también están sometidos al “bombardeo” de anuncios publicitarios de juguetes “educativos” que proclaman promover el desarrollo del lenguaje en los niños pequeños, incluso desde que son bebés. Suele tratarse de juguetes electrónicos que funcionan con baterías y cuentan con botones que producen luces, sonidos, música, palabras y frases cuando el niño los activan.

Estos juguetes prometen convertirse en una especie de “maestro” particular para los pequeños, pero lo cierto es que no pueden imitar la riqueza de los intercambios interpersonales, de manera que dejar a los niños muchas horas con esa tecnología en realidad limita sus oportunidades de aprendizaje.

El entorno lingüístico del niño determinará en gran medida el desarrollo temprano del lenguaje. La clave para que los niños desarrollen un vocabulario más amplio, aprendan a pronunciar correctamente y adquieran las habilidades comunicativas básicas es la calidad y la cantidad del lenguaje que escuchan de sus padres y cuidadores durante los primeros meses de vida y, sobre todo, durante los primeros dos años. Es decir, cuantas más palabras escuche un bebé de sus padres, más se involucrará en interacciones recíprocas y más desarrollará su lenguaje.

Mientras que la cantidad de información lingüística que transmiten los padres a sus hijos durante los primeros años se ha asociado positivamente con los logros lingüísticos infantiles, estar delante de las pantallas y usar juguetes tecnológicos (especialmente en los niños menores de dos años) retrasa el desarrollo del lenguaje. La razón es sencilla: el uso de los juguetes tecnológicos desplaza otras interacciones más beneficiosas que promueven el lenguaje y la comunicación.