No todos los niños son tranquilos y esto no tiene por qué ser algo malo, ¡ni mucho menos! Cuando los niños son movedizos, significa que están felices y que les entusiasma explorar su entorno. Aún así, los niños nerviosos pueden crispar los nervios de los padres y por eso, vamos a recomendarles algunos juegos ideales para ellos.
Es importante no generalizar a todos los niños inquietos como nerviosos y conocer cuál es la causa de dicho comportamiento. Hay niños que son de esta manera por su propia naturaleza y viven felices, mientras que otros, se ponen así cuando algo los perturba y no saben expresarlo de otra manera.
En este sentido, es fundamental que los padres, que son quienes mejor conocen a sus hijos, sean capaces de descubrir qué es lo que le acontece a sus hijos. Una manera de lograrlo, es a través de los juegos y te contamos cómo usar esta estrategia a vuestro favor.
Juegos para entretener a los niños nerviosos
Es normal que los niños inquietos desborden emocionalmente a sus padres. Pues a veces, cuesta aceptar que esa es la idiosincrasia de sus pequeños y que no es la consecuencia de haber hecho algo mal en su crianza. Esta culpa se potencia aún más cuando se los compara con los hijos tranquilos de otras familias allegadas.
En realidad no hay culpables en este tipo de temperamentos. Simplemente, algunos menores tienen esta forma de ser y hay que adaptarse a ella cuando se plantean ciertas actividades. A continuación, te vamos a presentar algunos juegos que pueden resultar atractivos para tus niños nerviosos. ¡Apunta!
1- Juegos con globos
Los globos son siempre una buena idea para que los niños jueguen y se diviertan un rato. Por eso, no dudes en usarlos con los niños nerviosos. Conseguirás que se lo pasen en grande y que además, se calmen casi sin darse cuenta.
Los globos llaman mucho la atención por sus colores y sus formas diversas. Los peques pueden jugar de manera más tranquila que si lo hacen con una pelota e incluso, los pueden usar dentro de la casa.
Algunas opciones para aprovechar este elemento son las siguientes:
- Jugar al fútbol o al baloncesto.
- Hacer toques por turnos sin que se caiga al suelo.
- Correr una carrera de pingüinos llevando el globo entre las piernas.
- Soplar el globo lo más alto que se pueda.
2- Juegos para saltar
Los juegos para saltar también son una gran idea, porque los niños nerviosos gastan sus energías de una forma divertida y sin alterar a los demás.
Se pueden dibujar líneas en el suelo con algunos espacios y hacer una carrera de saltos o también, realizar un desafío de sacos y ver quién llega primero a un punto en concreto.
Otra idea es simplemente poner música y ponerse a saltar hasta que el cuerpo aguante.
Y para los más valientes, se puede hacer una competencia para ver quién alcanza la mayor cantidad de objetos colgados a gran altura. A medida que los peques cogen los elementos, hay que acortar la cuerda cada vez más y aumentar así el desafío.
3- Pompas de jabón
Las pompas siempre son una idea excelente para que los niños nerviosos jueguen y se lo pasen en grande.
Solo necesitas uno o varios pomperos de diferentes tamaños y ¡ganas de hacer muchas pompas! Los niños pueden jugar a explotarlas o practicar ellos mismos el soplido para fabricarlas. Verás cómo se calmarán casi sin darse cuenta.
Otra idea es jugar a las estatuas. Puedes poner música y mientras ésta suene, los niños podrán explotar las pompas del aire. Pero cuando la melodía se detenga, tendrán que convertirse en estatuas y aguantar las ganas de explotarlas hasta la próxima canción. ¡Es un gran juego para ejercitar y fomentar el autocontrol!
4- Huevos en cucharas
Huevos en cucharas es una actividad súper sencilla. Simplemente hay que ponerse una cuchara en la boca, tomada por el mango, y en la parte sopera colocarle un huevo cocido.
En la calle, en el campo o en la casa, hay que delimitar un camino a seguir para llevar el huevo desde la partida hasta la meta. Quien llegue primero sin que se le caiga el comestible, gana.
A pesar de ser una carrera, este juego no requiere velocidad ni resistencia para ver quién correr más. Más bien, estimula el desarrollo del equilibrio, la paciencia y la constancia. Si se cae el huevo, ¡hay que volver a empezar!
5- El escondite
El escondite es un juego clásico que siempre encanta a los peques. Para jugarlo se necesita cierta autodisciplina y autocontrol, lo que resulta todo un reto para los niños nerviosos. No obstante, cuando consiguen dominarlo se lo pasan muy bien.
Mientras uno cuenta los demás se esconden y luego, hay que encontrarlos. Pero eso sí, no pueden hacer ruido desde sus escondites ni tampoco cambiar de un sitio a otro. Pasar desapercibido es lo más importante, lo que no siempre es sencillo para un niño inquieto.