A muchos niños, sobre todo a los que tienen entre 2 y 6 años, les cuesta frenarse y su impulsividad les lleva a hacer lo que quieren en el momento que quieren: salen corriendo al recreo porque no pueden aguantar las ganas de llegar al patio, son incapaces de frenar su deseo de hablar en clase con los compañeros, actúan antes de pensar…
La impulsividad es normal en los niños pequeños y comprensible, ya que aún tienen mucho mundo por descubrir. Sin embargo, es tarea de padres y profesores trabajar con los niños la capacidad de autocontrolarse porque, aunque a muchos les gustaría, no siempre podemos hacer lo que queremos. Tanto en la infancia como en la edad adulta, necesitamos saber cómo ejercer un control de nuestros impulsos. Para ello, te proponemos el juego de las burbujas.
1. Preparación del juego
Para llevarlo a cabo lo único que se necesita es un pompero con el que puedas hacer burbujas. Lo puedes comprar o hacerlo tú mismo.
2. ¡A jugar!
Les pedimos a los niños que se pongan de pie en un espacio amplio (recomendamos retirar el mobiliario para evitar golpes). A continuación, soplamos el juguete de las burbujas para que salgan las pompas en todas las direcciones. Lo hacemos varias veces para que lleguen a todos los niños.
¿Qué crees que sucederá? Con seguridad, todos los niños empezarán a correr, saltar y gritar de alegría tratando de atrapar o explotar las pompas. De hecho, es probable que de haber adultos en la sala su reacción sea sido la misma.
3. El reto de las burbujas
Dejamos que los niños se diviertan un poco y, una vez que hayan desaparecido todas las pompas, volvemos a llamar su atención para que nos escuchen. Ahora, les contamos que vamos a volver a soplar las pompas pero que esta vez no pueden explotar ninguna. Deben refrenar sus ganas y no atrapar ninguna burbuja. ¡Todo un reto, porque la tentación es muy grande!
4. Momento de reflexionar
Una vez que los niños han conseguido autocontrolarse, les damos la enhorabuena y les hacemos ver lo bien que han hecho el ejercicio. A continuación, les pedimos que se sienten en el suelo para hablar. Debemos tratar de que reflexionen sobre lo que acaba de suceder: han sido capaces de dominarse y no sucumbir a sus impulsos.
Les decimos que deben recordar cómo se han sentido al luchar contra sus ganas de explotar las burbujas y cómo lo han conseguido. De esta forma, se darán cuenta de que son capaces de autocontrolarse cuando quieren, a pesar de tener unas ganas terribles de seguir sus impulsos.
5. Usos posteriores del juego
‘Burbujas’ será a partir de ahora nuestra palabra secreta. Cada vez que notemos que los niños no se están controlando (hablan mucho en clase, no son capaces de ponerse en fila, se dejan llevar por sus impulsos…) tan solo tendremos que decir en voz alta y clara la seña. Los niños sabrán que están haciendo mal y recordarán el juego de las burbujas. Reflexionarán y se darán cuenta de que deben frenarse, ya que tienen la capacidad de controlarse.
Este juego es muy efectivo en las aulas para trabajar el autocontrol de los alumnos, pero también lo podemos probar en casa.
Otros consejos para trabajar el autocontrol con los niños
Según van haciéndose mayores, los niños van adquiriendo la capacidad de autocontrolarse. Pero, para lograrlo, necesitan una pequeña ayuda. A continuación encontrarás algunos consejos para ayudar a los pequeños a saber qué es el autocontrol.
– Hablar sobre cómo se siente
Los niños deben aprender a gestionar sus emociones y, para ello, deben aprender a identificar cómo se sienten. Una buena forma para conseguirlo es utilizar dibujos de caras con distintas emociones para que el niño solo tenga que señalar con qué imagen se identifica más cada momento.
– Decirle cuándo lo hacen bien
Para que los niños se den cuenta de qué comportamientos están bien, debemos decírselo. Cuando hayan conseguido controlarse, debemos elogiarle por lo bien que lo están haciendo para reforzar este comportamiento positivo.
– Crear el espacio del autocontrol
Todos, hasta los adultos, nos descontrolamos en algunas ocasiones. Por eso, a algunos niños les funciona tener un rincón al que acudir para sentirse mejor cuando notan que no se están controlando. Solo con el hecho de dirigirse a este espacio, dejarán de pensar en aquello que les están haciendo descontrolarse y se tranquilizarán.
– Técnicas de respiración
Las técnicas de relajación o de respiración controlada pueden ser muy útiles para que los niños se calmen en los momentos de impulsividad.