La felicidad de la infancia es la taza de leche caliente después de una tarde de fútbol. Es armar una carpa al aire libre para dormir con primos y amigos, mientras contamos cuentos con linterna. También, es el viaje en auto al campo con los abuelos o la mascota que rescatamos de la calle y cuyo nombre elegimos entre toda la familia. Es mojar los pies descalzos en el río.
Estos ejemplos son algunas ideas que reflejan el disfrute de lo cotidiano durante la infancia, de la felicidad de aquellos momentos que compartimos con mamá, papá y hermanos. Por eso, hoy te contamos algunos hábitos que hacen felices a los niños y que puedes implementar ya mismo. ¡No pierdas el tiempo!
Algunos de los hábitos que hacen felices a los niños y a las niñas son los siguientes. ¡Toma nota!
- Practicar deporte o algún tipo de actividad que implique al movimiento. A no todos los chicos les gusta el deporte, pero sí que puede gustarles participar de carreras, de los juegos con pelota, de los bailes o de saltar a la soga. Esto les permite liberar energías, además de conocer cómo funciona su cuerpo y desarrollar habilidades de equilibrio, de coordinación y viso espaciales.
- Hacer manualidades, dibujar y pintar. La creación libre es algo que entusiasma mucho a los pequeños, ya que les permite experimentar, mezclar y dejar volar la imaginación. Los entusiasma aún más cuando pueden ensuciarse en total libertad. Por eso, te recomendamos que busques alguna zona de la casa en donde eso sea posible.
- Leer cuentos juntos. Además de ofrecerles el enorme beneficio de fomentar su imaginación, la lectura de cuentos también pueden servir como herramienta para el aprendizaje emocional, al pensarse “como si” fueran el personaje.
- Jugar con sus padres o cuidadores. Compartir tiempo de calidad haciendo lo que más les gusta es clave para nuestros hijos. De esta manera, compartimos su mundo, sus juegos favoritos, los conocemos en profundidad (cómo sienten y creen) y los ayudamos a crecer. Si bien muchos padres y madres hoy se encuentran con el gran desafío de “desdoblarse” entre la vida laboral y la familiar, poder jugar con los niños en casa, aunque sea un momento durante el día, favorece al apego y a su desarrollo socioemocional.
- Hacer escapadas “sin padres”. Por ejemplo, los paseos con tíos y tías, con los abuelos o con los primos les permite a los pequeños disfrutar de algunos “permitidos” y desarrollar una relación de complicidad con su familia ampliada.
- Definir algunos planes fijos en la semana. A los niños les entusiasma cuando acordamos un plan para hacer un determinado día: por ejemplo, los “viernes de baile” o los “sábado de andar en pijama todo el día”.
- Compartir tardes de pelis y dulces. Acomodarse en el sillón, elegir una película y prepararse con una manta y algunos dulces para pasar el rato disfrutando de otras historias es un plan genial.
- Tener una mascota. Cuidar de su mascota, sacarla a pasear, tener ciertas responsabilidades en torno a su cuidado, les ayuda a los chicos a tener un rol asignado. Los recuerdos con mascotas siempre son muy gratos.
- Disfrutar de actividades bajo el sol, al aire libre. La naturaleza nos ofrece su armonía, nos ayuda a tranquilizarnos, a desconectarnos de las pantallas y a conectarnos con otras vivencias. Incluso, mejora nuestras defensas, descarga la ansiedad y nos renueva las energías.
- Contar chistes y desarrollar el sentido del humor. Compartir carcajadas, reírse, hacer mímicas y gestos graciosos nos ayudan a liberar endorfinas, que son las “hormonas de la felicidad”.
- Escuchar historias de nuestra infancia. Compartir con nuestros hijos esas cosas que hacíamos de chicos, enseñarles los juegos a los que jugábamos o la ropa que usábamos nos ayuda a conectar con ellos desde la empatía.
- Jugar con agua y burbujas.
- Carreras de obstáculos. Con pistas que armamos con sillas, pelotas, conos, planteando un gran desafío.
- Jugar a las escondidas.
- Participar de alguna actividad solidaria. Ayudar a otros y comprometerse con el bienestar ajeno también suele hacer sentir bien a los niños, al mismo tiempo que les refuerza la conciencia social.