Seguramente te habrás preguntado por qué tu bebé sonríe y qué provoca su sonrisa. Te explicamos cuáles son las fases de la sonrisa, desde que aún está en la pancita, hasta cerca del primer año. ¡Descubre el poder de la sonrisa en la relación con tu bebé!

Cuáles son las fases de la sonrisa

A continuación, conozcamos en detalle cuáles son las fases en las que se desarrolla la sonrisa del bebé, qué motiva su sonrisa en cada momento y cómo interactuar con el pequeño cuando se comunica a través de la sonrisa y la risa.

Durante las últimas fases de la vida del feto

  • El futuro bebé empieza a sonreír. Con suerte, a los siete u ocho meses de gestación, puedes sorprenderlo “in fraganti” durante una ecografía. La sonrisa fetal no es una actividad consciente, sino un reflejo automático que ejerce el músculo risorio (presente en los hombres y ausente en animales).
  • Este reflejo es arcaico y forma parte del patrimonio genético humano, evolucionado durante miles de años. Como hemos dicho, el ser humano es social, y necesita comunicarse con sus semejantes.

Segunda semana de vida

  • El recién nacido expresa con la sonrisa el estado de bienestar por la satisfacción de sus necesidades básicas. El recién nacido solo necesita estar bien alimentado a demanda, dormir bien cuando tiene sueño, tener el pañal limpio, no notar molestias en su estomaguito y sentirse seguro y protegido, preferiblemente en brazos de su mamá.
  • Si se cumplen todos estos sueños, puede agradecerlo con una tierna sonrisa.

Quinta o sexta semana de vida

  • Alrededor del mes de vida, el bebé empieza a sonreír a una serie de estímulos externos. El estímulo más importante es la voz de la mamá, la persona que forma un todo con él y la preferida del mundo para el pequeño. Cuando la escucha, es como una melodía para sus oídos.
  • Asimismo, un determinado sonido o la cara de alguien familiar, conocido o persona que le resulte agradable acercándose a él también pueden provocarle una sonrisa.

A partir de los tres meses

  • Alrededor de los tres meses, aparecen las primeras risas en voz alta. La carcajada es una señal de la maduración del niño; obedece a un proceso de los estímulos que recibe.
  • Un juego como el “cu-cú”, una canción, una voz divertida, alguien que corretea a su alrededor… Son estímulos que pueden provocar la carcajada del bebé. ¡Y pocas cosas hay más divertidas!

Alrededor de los cinco meses

  • A esta edad, el bebé es más selectivo y empieza a diferenciar entre una cara familiar y una cara extraña. Por lo tanto, es normal que sus sonrisas no sean tan prolíficas como cuando era más pequeñito.
  • No todos sus familiares o amigos de la familia tienen por qué gustarle, y no se molesta en disimular. ¡No es nada personal! Pero, quizás, esa barba oscura, esa voz grave, esa risa chillona…
  • Se trata de una etapa más, en la que valora y analiza los estímulos y a las personas, para realizar su selección antes de regalar su encantadora sonrisa.

A los ocho meses

  • Al octavo mes, ya es capaz de negar la sonrisa a las personas que no conoce. Es más mayorcito y sabe cada vez mejor qué es lo que quiere y, sobre todo, lo que no quiere.
  • Los primeros balbuceos ya hicieron acto de presencia y cada vez emite más soniditos y gorjeos, que acompaña con gestos muy elocuentes.
  • Si algo le molesta, le aburre o no le provoca interés, protestará. Y sus sorisas y risas serán siempre sinceras cuando algo le provoca placer o satisfacción.
  • En cualquier caso, no olvides que siempre es importante responder a la sonrisa de un niño, desde que es recién nacido hasta que es más mayor. Importa para su desarrollo y para su integración en el mundo social en el que vivimos.

Cómo responder a su sonrisa

Es importante que el adulto responda con palabras agradables y caricias a la sonrisa del pequeño, porque así el bebé se da cuenta de que la figura que hay delante de sus ojos es alguien diferente a él. Se crea así una relación entre los padres y el niño, que descubre que sonriendo obtiene unos resultados.

De este modo, la sonrisa automática pasa a ser social. La sonrisa, pues, es una forma de comunicación para el niño, complementaria a otros medios de comunicación fundamentales, sobre todo, el desarrollo del lenguaje.