A partir del nacimiento del bebé, los padres tratan de hacer todo lo que esté en sus manos para entender sus necesidades y darle los mejores cuidados. Por tal motivo, hay que estar preparados para que el bebé llore o manifieste de alguna otra manera que tiene hambre, frío o que algo no va bien. Sin embargo, cuando un recién nacido está padeciendo espasmos no siempre son fáciles de detectar.
Los espasmos infantiles son una forma de epilepsia que afecta a algunos bebés. Normalmente aparecen entre los 2 y los 12 meses de vida del recién nacido. Sin embargo, el periodo donde más hay probabilidades de que ocurran estos espasmos suelen ser entre los 4 y los 8 meses.
Causas de espasmos en el bebé
Las causas que pueden originar espasmos infantiles son muy variadas. En líneas generales, se suelen dar en niños que presentan lesiones cerebrales o problemas en el desarrollo, incluso aquellos que ya han sido diagnosticados.
Las causas más comunes de los espasmos en un recién nacido son:
- Malformaciones encefálicas.
- Trastornos en el metabolismo.
- Trastornos genéticos, como el Síndrome de Down, la fibrosis quística y la distrofia muscular.
- La esclerosis tuberosa compleja. Se trata de una enfermedad hereditaria que causa frecuentemente los espasmos infantiles.
- Falta de oxígeno durante el parto, durante el periodo de dilatación o el momento de expulsión del recién nacido.
- Traumatismos craneales graves durante los primeros años de lactancia.
Signos de espasmos en el bebé
Los espasmos infantiles se suelen manifestar en forma de convulsiones. Normalmente, el bebé realiza una flexión súbita de los brazos, el cuerpo se pone rígido, la espalda se arquea y se produce una extensión de las piernas.
Pero en muchas ocasiones pueden llegar a ser poco visibles, confundirse con un sobresalto o incluso ser prácticamente inidentificables. De hecho, podrían ser síntomas tan sutiles como, por ejemplo, que en una ligera inclinación de la cabeza los ojos se vayan hacia atrás o que exista un pequeño crujido en la tripita.
Pero, ¿cuál es el mejor momento para para detectar convulsiones en bebés recién nacidos? No es habitual que se den mientras el bebé está dormido. Ahora bien, sí es común que los espasmos en recién nacidos se produzcan justo después de que se despierten.
¿Qué hacer en caso de que el bebé esté presentando un espasmo?
Es muy importante que los espasmos infantiles sean detectados a tiempo. De hecho, un diagnóstico precoz ayudará a que tu hijo pueda recibir un tratamiento adecuado y así evitar lesiones cerebrales graves en el futuro.
Si sospechas que tu hijo pueda estar padeciendo espasmos, debes acudir a su pediatra para así realizar un diagnóstico adecuado.
¿Qué es el Síndrome de West?
El síndrome de West es una encefalopatía epiléptica que se presenta cuando el cerebro está dañado. Se suele decir que esta patología entristece a los más pequeños, ya que algunos síntomas como son los espasmos musculares impiden que el niño esboce una sonrisa.
El nombre de esta patología se debe al médico William Jame West quien, por primera vez, descubrió estas alteraciones en su propia hija.
¿Cómo saber si mi hijo tiene síndrome de West?
Una forma de saber si tu hijo tiene el síndrome de West es detectar una pérdida de sus habilidades motoras, como por ejemplo dificultades para voltear el cuerpo o no poder sentarse. Si tu bebé hace movimientos raros, como espasmos, podría tener el síndrome de West.
Es posible que también presente alteraciones neurológicas como la falta de reflejos, o que sea incapaz de seguir objetos con la mirada. Además, el recién nacido podría presentar cambios en los patrones del sueño, ya sea porque duerme menos de lo recomendado por los expertos o porque tiene despertares bruscos.
También es frecuente que cambie el estado de ánimo del niño. Dejan de sonreír y cada vez están más irritables, llorando sin un motivo aparente.
¿Cómo saber si el bebé está convulsionando?
Las convulsiones consisten en sacudidas violentas e involuntarias de gran parte de los músculos del cuerpo. Es habitual que las madres y padres no sepan identificar claramente estas convulsiones, pero sí identifiquen que su bebé hace movimientos raros.
Las convulsiones en bebés recién nacidos no siempre son fáciles de detectar. De hecho, en ocasiones una convulsión puede manifestarse únicamente porque el recién nacido mueve los labios o mastica involuntariamente. Sus ojos desvían la mirada en diferentes direcciones y, en ocasiones, pueden dejar de respirar.
En los lactantes más mayores o niños, los temblores musculares de las convulsiones son más evidentes. Los brazos y las piernas se agitan involuntariamente.