tacto vaginal en el embarazoEl trabajo de parto suele ser controlado por especialistas para tener la certeza de que progresa de manera positiva y no se evidencian signos de progreso anormal que puedan resultar perjudiciales para la madre o el bebé que está por nacer. Uno de los métodos más utilizados es el tacto vaginal rutinario (realizado a intervalos regulares), que es el encargado de proporcionar información sobre el grado de dilatación en el que se encuentra el cuello uterino de la madre y la posición del bebé. Los partos demasiado lentos pueden representar una señal de problemas que podrían llegar a requerir intervenciones que aceleren el trabajo de parto. sin embargo, los trabajos de parto lentos también pueden ser una variación normal en el progreso del parto, y la evidencia reciente indica que si la madre y el bebé están bien, la duración del trabajo de parto o la dilatación cervical por sí solas no se deberían utilizar para decidir si el trabajo de parto está progresando normalmente.

¿Como se realiza el tacto vaginal?

El medico o enfermera, con un guante puesto, introduce los dedos de una mano en la vagina para medir los parametros de la fase de dilatación que indiquen el progreso del parto.

El tacto vaginal se considera un factor de riesgo ya que a pesar de realizarlo en las mejores condiciones asepticas, abre la posibilidad de arrastrar con los dedos bacterias de la vagina hasta el cuello del útero y las membranas amnióticas. El feto tiene pocas defensas contra la infección y podria verse en riesgo su salud.

Esta prueba ha de ser realizada por profesional experto, con manos limpias y cubiertas con guantes estériles.

¿En qué momento del parto se realiza el tacto vaginal?

Durante la fase de dilatacion, habitualmente se realizan varios tactos vaginales con objeto de comprobar la dilatacion y posición de la cabeza del bebe. Es un procedimiento que ayuda a comprobar la progresión del parto.

En ocasiones, en los hospitales, existen medicos residentes que deben realizar el tacto vaginal para aprender y posteriormente el supervisor ha de volver a practicarlo. Esta situación, ha de darse siempre con el consentimiento de la mujer, en ningún caso puede obligarse a la futura mamá a realizar más tactos vaginales de los necesarios.

¿Cuándo no es recomendable realizar un tacto vaginal?

En los casos en los que se presente hemorragia, placenta previa o rotura de membranas. Cuando la bolsa amniótica se rompe y permanece el feto sin su protección durante 12 a 18 horas, existe un alto riesgo de infección.

Los expertos consideran que el tacto vaginal solo ha de realizarse en casos necesarios. Ademas del riesgo de infeccion, suele provocar ansiedad y tension en la mujer embarazada. Una de las consecuencias en el aumento de adrenalina, algo que no favorece la tranquilidad que necesita la madre para lleva adelante el trabajo de parto.

En la OMS (Organizacion Mundial de la Salud), recomiendan no recurrir al tacto vaginal al inicio del embarazo, mientras todo marche bien. Aconsejan realizarlo 4 horas antes de la sensación de pujo.

¿Qué información aportan los tactos durante el embarazo?

Los tactos permiten obtener información sobre la longitud y la dilatación del cérvix. Éste, inicialmente, es como el cuello de una botella, pero cuando la mujer se empieza a poner de parto se va ablandando, acortando (hasta borrarse del todo) y entreabriendo (dilatando). Un cérvix normal, antes del parto, tiene una consistencia elástica, mide unos cuatro centímetros de largo y se encuentra cerrado. La dilatación máxima, también llamada dilatación completa, es de unos diez centímetros.

Los tactos también permiten saber si la cabeza del bebé (o el culo, si está de nalgas) está muy arriba o muy abajo respecto a la pelvis. Cuando la cabeza está fuera de la pelvis decimos que está libre, y cuando se empieza a encajar decimos que está insinuada. A partir de aquí, irá bajando progresivamente por los diferentes planos del canal del parto (tenéis un par de clases sobre este tema en nuestros cursos online).

Por último, con el tacto nos podemos hacer una idea sobre las dimensiones de la pelvis, pero de un modo muy subjetivo y con poca precisión. Valorar la pelvis sola, sin tener en cuenta cómo se está adaptando la cabeza del bebé durante el parto, da información limitada, y antes de basar decisiones en esta valoración hay que estar muy seguro de ello.