Cometer errores al aplicar protector solar a los niños puede reducir la efectividad del producto y poner en riesgo la salud de su piel. ¿Qué aspectos no se deben pasar por alto?
Algunas personas suelen cometer ciertos errores al aplicar protector solar a los niños y deben saber cuál es el alcance de los mismos.
Este producto se ha convertido en uno de los cosméticos de uso diario más importantes, pues es un elemento imprescindible para prevenir los daños provocados por los rayos solares.
Para aprovechar al máximo esta protección, no te pierdas todos los consejos que tenemos para brindarte.
Los errores más frecuentes a la hora de aplicar el protector solar a los niños
El uso de filtros solares es una de las principales estrategias de prevención y de tratamiento de las enfermedades de la piel. Su acción bloqueadora de los rayos ultravioletas (UV) evita el envejecimiento cutáneo, las quemaduras y el cáncer de piel.
No obstante, cuando se cometen errores al momento de la aplicación, la efectividad del producto disminuye considerablemente. A continuación, te compartimos las equivocaciones más comunes y cómo hacer para evitarlas.
1. Aplicar la cantidad incorrecta
Para obtener el nivel de protección solar deseado es fundamental aplicar la dosis correcta, es decir, 2 mg por cm 2 de piel expuesta, lo que equivale a 6 cucharaditas de té para un cuerpo promedio.
En caso de no aplicar la cantidad suficiente, el factor de protección solar (FPS) del producto disminuye de manera exponencial. Por ende, la mejor manera de aprovechar los beneficios de los protectores solares es usándolos.
2. Olvidar algunas partes del cuerpo
Algunas de las áreas del cuerpo no suelen ser tenidas en cuenta a la hora de la aplicación del protector solar:
- Labios.
- Párpados y cejas.
- Orejas.
- Parte posterior del cuello.
- Cuero cabelludo.
- Pies.
- Axilas.
Cabe destacar que el pelo tiene una función protectora y reguladora de la temperatura de la cabeza. Por lo tanto, quienes tienen poca densidad de cabello o lo llevan corto son más vulnerables a sufrir quemaduras en el cuero cabelludo.
3. No elegir el protector solar adecuado
Es fundamental corroborar que el protector solar cubra la piel ante un espectro amplio de radiación UV. La radiación UVA es la principal causa de fotoenvejecimiento, mientras que la UVB se asocia con las quemaduras solares y al cáncer de piel.
Otro dato clave es conocer si el producto es resistente al agua.
No hay que basarse en la creencia de que un protector solar con SPF 15 es más que suficiente. En la actualidad, se recomienda que el producto tenga un SPF 50 o superior.
4. Colocarlo en la piel al momento de la exposición al sol
Los protectores solares deben ser aplicados sobre el cuerpo y el rostro al menos media hora antes de exponerse a los rayos solares. Esto se debe a que demoran en absorberse y, por ende, la piel permanece expuesta sin la protección necesaria durante algunos minutos.
Además de esta precaución, es fundamental volver a aplicar el producto cada dos horas o antes si hay roce con la toalla, se realiza ejercicio intenso o se humedece la piel (luego de sudar mucho o durante el baño).
5. Creer que en los días nublados no es necesario aplicarse protector solar
Existen diferentes formas de exponerse a los rayos solares, como el deporte al aire libre, un simple paseo durante el día o comer en una terraza.
La radiación UVA tiene la capacidad de atravesar las nubes, las sombrillas y los cristales. También se refleja en el agua y en la arena.
Por ende, es importante aplicar protector solar todos los días, incluso en los nublados y hasta cuando uno se encuentra debajo de la sombrilla. Esto se debe a que el 90 % de los rayos UV penetran las nubes durante todo el año.
6. Olvidar aplicarlo transcurridas las dos horas
En general, se aconseja aplicar el protector solar al menos 3o minutos antes de la exposición solar directa. Una vez al aire libre, se debe repetir la aplicación como máximo cada dos horas para mantener los efectos protectores del producto. Incluso, las barras o cremas de labios que contienen filtros solares también deben aplicarse con bastante frecuencia, en especial si se bebe o se come.
7. Utilizar el mismo protector en el cuerpo y el rostro
En el mercado existen diversas fórmulas diseñadas para todos los tipos de piel (seca, grasa o mixta) y para las distintas zonas del cuerpo. Esto se debe a que la piel del rostro es más sensible y requiere de componentes específicos que no generen irritación o agresiones.
8. Perfumar a los niños antes de exponerse al sol
El perfume puede generar determinadas reacciones alérgicas cuando se lo combina con la exposición solar. Además, existe riesgo de desarrollar manchas en las zonas fotoexpuestas.
De hecho, los protectores solares infantiles no suelen contener perfumes, para reducir el riesgo de dermatitis de contacto.
9. Utilizar protectores solares de veranos anteriores
Los protectores solares poseen fecha de vencimiento como cualquier otro producto cosmético. De hecho, si la fecha de caducidad ha llegado a término o el olor y el color han cambiado, se recomienda dejar de utilizarlo.
Esto se debe a que su función se reduce y existe mayor probabilidad de padecer problemas dermatológicos con el uso.
10. Considerar que las camisetas mojadas protegen del sol
Existe el mito de que cuando los niños se encuentran en el agua con la camiseta puesta no requieren protector solar. Claramente, esto no es así. En la actualidad, se comercializan tejidos específicos que cuentan con factores de protección solar.