Durante los primeros 6 meses el bebé debe alimentarse exclusivamente de leche materna ya que esta le aporta las vitaminas, minerales y proteínas que necesita para crecer saludable, a la vez que fortalece su sistema inmunitario y digestivo. Sin embargo, tras este período los especialistas recomiendan introducir paulatinamente otros tipos de alimentos que complementen su dieta, haciéndola más completa y equilibrada.

Eliminar la leche materna o de fórmula durante el primer año de vida del bebé implica limitar la ingesta de nutrientes, lo cual entraña diversos riesgos para su salud ya que afecta su desarrollo y crecimiento. Por ejemplo, la falta de calcio ralentiza el crecimiento de sus huesos, a la vez que los bajos niveles de hierro en sangre aumentan el riesgo de que desarrolle anemia. Asimismo, una carencia vitamínica puede afectar diversos procesos metabólicos, incidiendo en el funcionamiento de órganos esenciales como el corazón o los pulmones.

Se ha demostrado que una dieta pobre en nutrientes durante la primera infancia también puede afectar el desarrollo cerebral, incidiendo de forma negativa en el rendimiento académico futuro del niño. En casos extremos, cuando el bebé es víctima de una gran carencia nutricional puede sufrir desnutrición, raquitismo, enfermedades autoinmunes e incluso, morir.

Una dieta sin gluten: ¿Peligrosa para la salud infantil?

Una dieta sin gluten es la solución ideal para tratar la celiaquía infantil, una enfermedad que afecta a 1 de cada 80 pequeños en España. Básicamente, se trata de una alteración autoinmune que impide la adecuada asimilación del gluten, provocando síntomas que van desde pérdida de peso, náuseas, vómitos y diarreas hasta la pérdida de masa muscular, retraso en el crecimiento, anemia y distensión abdominal. Sin embargo, eliminar el gluten de la dieta de un niño sano no es tan positivo como algunos padres piensan.

La falta de vitaminas y de fibra vegetal es uno de los primeros problemas a los que se enfrenta un niño sano que lleva una dieta libre de gluten. Asimismo, se ha demostrado que eliminar este nutriente de la dieta sin motivo médico puede dificultar el diagnóstico real de la enfermedad celíaca ya que se modifican los marcadores serológicos del niño, lo cual ocasiona falsos negativos e impide darle seguimiento y realizar los controles adecuados.

Cómo y cuándo dar alimentos con gluten al bebé

Por esto, la Asociación Española de Pediatría, basada en la evidencia científica disponible hasta el momento, recomienda:

  • La lactancia materna es siempre recomendable, independientemente de que modifique o no el riesgo de desarrollar enfermedad celiaca.
  • Se recomienda introducir la alimentación complementaria mientras se continúa con la lactancia materna.
  • Se desaconseja introducir el gluten antes de los 4 meses de edad.
  • Se recomienda introducir el gluten en torno a los 6 meses de edad:
  • Parece razonable su introducción entre los 5 y los 6 meses de edad.
  • Si, por algún motivo, se inicia precozmente la alimentación complementaria, podría considerarse introducirlo a los 4 meses, aunque podría ser preferible utilizar otros cereales, como el arroz o el maíz (sin gluten), no relacionados con la enfermedad celíaca.
  • Si se retrasa el inicio de la alimentación complementaria, puede demorarse la introducción del gluten, sin que ello suponga un mayor riesgo de desarrollar enfermedad celiaca.
  • Introducir el gluten en pequeñas cantidades (por ejemplo, uno o dos cacitos de cereales o una galleta al día) y aumentar su consumo gradualmente.

Conclusión: empezar a dar alimentos con gluten en pequeñas cantidades con el inicio de la alimentación complementaria, a los seis meses de edad, e ir aumentando gradualmente la cantidad.