la memoria del bebé¿Sabías que un pequeño puede reconocer la linda voz de su madre desde el mismo momento en el que nace? Esto ocurre porque es el sonido que más ha escuchado durante su estadía en la barriguita.

De hecho, los bebés a escasas dos semanas de su nacimiento ya reconocen instintivamente el olor de su madre. A partir de los dos meses de vida los bebés suelen recordar rostros y voces que le son familiares.

Esto indica que la operación de recordar es posible, pero muy limitada. Los especialistas la conocen como “memoria útil”, ya que los bebés la utilizan para proveerse o pedir lo que necesitan. La misma es de corta duración.

La memoria va avanzando paulatinamente

Digamos que las primeras referencias mentales de los bebés  los llevan a explorar. Son capaces de reconocer una voz, un olor, los seres más cercanos o el hecho de cómo colmar una necesidad fisiológica, e incluso reconocen las rutinas para dormir.

No obstante, son muchos los expertos que dejan constancia de que la memoria se forma en el útero. Cuando a un bebé le pones una canción durante el embarazo, cuando nace se sienten estimulados al escuchar esa misma canción. Esto demuestra cómo un bebé es capaz de recordar aunque sean las notas de la música, aunque no sepa lo que quiere decir.

Al principio estos pueden establecer una especie de reconocimiento. Cabe preguntarnos por qué generalmente no recordamos nuestras primeras experiencias de vida. Esto es culpa del fenómeno de la amnesia infantil.

La amnesia infantil es la incapacidad que tenemos los adultos para recordar los episodios de la niñez que ocurren entre el nacimiento y los 3 o 4 años. Algunas teorías e investigaciones sostienen que no recordamos los momentos vividos durante la etapa más temprana por el hecho de que en ese momento el cerebro ocupa sus capacidades en la creación de neuronas.

Estas neuronas fortalecerán nuestras capacidades posterior a los 4 años de edad, pero el precio que pagaríamos por ellas sería la perdida de la memoria de los primeros momentos. Lo que nos queda es el aprendizaje de hábitos repetitivos. En los primeros años de vida existe la poda neuronal, y el cerebro solo se queda con aquel aprendizaje que es absolutamente necesario para el desarrollo.

¿Cuándo llegan los recuerdos de larga duración?

Hay varias hipótesis. Algunos estudiosos hablan de que la memoria a largo plazo comienza a formarse a partir de los 4 años. Por otro lado, un grupo de investigadores canadienses creen que la misma toma forma a partir de los 7 años de edad.

De lo que sí debemos ser conscientes es de algo clave: cada persona es única y pasa por procesos psicológicos diferentes. Los aspectos culturales, el aprendizaje y hasta los eventos traumáticos hacen que cada experiencia personal sea diferente.

Lo importante del olvido

Muchos tratamos de buscar en la niñez cosas que vivimos y que ya no recordamos. Algunas veces soñamos imágenes inconclusas porque quizás, parte de esa información queda en el subconsciente.

Lo cierto es que así como recordar es importante, olvidar también lo es. La degradación de algunos  momentos es un mecanismo adaptativo, vital para nuestro crecimiento. Se elimina la información que no hace falta tener en mente.

¿Qué podemos hacer para mejorar la memoria del niño?

Es muy importante acariciar al bebé, le ayuda a reconocer los límites de su propio cuerpo y las distintas sensaciones, roce, presión, caricia. Todo su cuerpecito está lleno de miles de terminaciones nerviosas que se deben estimular.

A partir de los seis meses se pueden mostrar cuentos, describiendo las imágenes y las caras de los personajes. Podemos explicarles cómo se sienten, si están contentos, tristes, enfadados, para que reconozcan los sentimientos (base de la inteligencia emocional).

Desde los ocho meses se reconoce a sí mismo, por lo que podemos enseñarle su imagen en un espejo, y también fotos de familiares, diciéndoles los nombres, quiénes son, dónde estáis, si era un cumpleaños, vacaciones…

Desde los 12 meses puedes esconder objetos y que él los encuentre, así como encajables y puzles sencillos, juguetes causa-efecto (si aprieto el botón del león suena un rugido, si pulso la bombilla se enciende la luz). También los juegos tipo ‘memory’ para desarrollar la memoria visual.

Lo que pasa con los bebés es que mientras los niveles de neurogénesis son altos, se acrecienta la tarea de olvidar. Los recuerdos duran menos, dando paso a la construcción de una memoria  mucho más fuerte. ¡Ahora ya sabes cómo funciona!