Definitivamente el uso del chupete en bebés es uno de los métodos más eficaces de los padres al momento de calmar, reducir el estrés y conciliar el sueño en los bebés. Inclusive, al momento de las molestas vacunas, el chupo puede llegar a ser un excelente aliado.
Características de un chupete adecuado para el bebé
Ni muy grande, ni muy pequeño; se debe ajustar a la boca del niño para permitirle respirar bien. Al principio es recomendable que sea de una sola pieza y luego ya podremos elegir otras opciones que hay en el mercado, como que sea anatómico. De hecho, las marcas cada vez los hacen con formas más adaptadas al paladar del bebé, para evitar deformaciones. Lo que sí es recomendable es que tenga orificios de ventilación, lo que evitará irritaciones.
¿La chupa debe ser de látex o de silicona?
El látex es una goma natural, blanda, resistente y elástica que tiende a absorber los olores. Si eliges esta opción, habrá que cambiar el chupete más a menudo.
Por su parte, la silicona también es blanda y elástica, pero menos resistente, por lo que está más indicada para bebés más pequeños, sin dientes.
Escoge la que mejor se ajuste a tus necesidades, pero ten en cuenta que, según la normativa europea, la tetina no debe tener una longitud superior a 30 milímetros.
¿Es normal que mi bebé no quiera el chupete?
Aunque es habitual que el bebé tenga un reflejo de succión e intente satisfacerlo, muchos niños escupen el chupete y no lo necesitan. No pasa nada por eso y de hecho no hay que obligarles a que lo utilicen. Eso sí, tendremos que asegurarnos de que el sustituto no sea el dedo, porque este sí que será más difícil de dejar de usar.
¿Cómo se limpia?
Antes del primer uso, deberemos esterilizarlo y seguir con esta práctica al menos, cada dos días. Si, al acabar de esterilizarlo, se cae al suelo de casa, podemos lavarlo simplemente con agua y jabón. Cuando el chupete ya esté muy desgastado (pudiendo incluso presentar riesgo de rotura), debemos cambiarlo; más o menos cada dos meses.
¿Su uso es perjudicial para el lenguaje?
Algunas investigaciones así lo indican, por lo que lo más adecuado es limitar su uso durante el día. Podemos dejárselo al niño en momentos puntuales, pero mientras esté entretenido y no lo necesite para tranquilizarse, es mejor quitárselo. Así nada impedirá que pueda ir diciendo sus primeras palabras y gorjeos. También te puede interesar: El Chupete y el Habla del Bebe
¿Cuándo debes prescindir de su uso?
Aproximadamente en la segunda mitad del primer año deberemos comenzar a limitar su uso. Con ello, evitaremos que obstaculice la formación de la arcada mandibular, por ejemplo. También es importante que se lo quitemos cuando empiece a ir a la guardería, ya que puede intercambiarlo con otros niños y coger así infecciones contagiosas.
A los dos años ya no debería usarlo.
¿Cómo quitárselo cuando llegue el momento?
Es preferible quitarle el chupete de una vez, en lugar de paulatinamente. Una vez tomada la decisión, lo importante es no sucumbir y volver a dárselo. Incluso podemos esconderlo y decirle que “ya no está”. Normalmente, pasada la primera semana de inquietud, el niño se olvidará de él.